Entre el desencanto y nuevos retos

Entre el desencanto y nuevos retos

Las elecciones generan en un gran grupo de personas una mezcla de desencanto, frustración y náuseas. Hemos llegado al 2010 y en vez de avanzar tenemos un gran retroceso de 20 años como sociedad. No son los elevados, Metro, ni grandes edificios signos de avance, es el ejercicio ciudadano consciente, la presencia de una democracia sólida y transparente, la erradicación de la pobreza, el respeto a los derechos ciudadanos y la oferta de una educación de calidad “para todos” los signos de avance de una sociedad. 

Entre los partidos tradicionales no hay diferencias ideológicas ni en el modo de hacer política con un ejercicio autoritario del poder. El ejemplo de ello fue la reforma constitucional un documento conservador, antidemocrático y políticamente atrasado que niega los derechos de las mujeres, dominico-haitianos, gays-lesbianas-transexuales, familias monoparentales, extensas y de toda la ciudadanía.  Esta Constitución es el fruto de la alianza PRD-PLD contra la población. 

Este período electoral mostró lo más oscuro del quehacer político, la violación a la institucionalidad y la democracia, acciones represivas, compra del voto y cédula, explotación brutal de los recursos del Estado y una Junta Central Electoral permisiva, cómplice de todas estas acciones.

Esta realidad tan frustrante es un llamado a nuestra responsabilidad social. Hemos permitido a través de muchas elecciones la continuidad de grupos políticos que tienen el mismo estilo de ejercicio de poder y de la política.

Votamos siempre por “el menos malo” o en “contra de” lo que ha garantizado la perpetuación de este quehacer sin construir ninguna alternativa política que compita con esta lógica del ejercicio de poder patriarcal y autoritario.

Este desencanto ha generado el movimiento del voto por ninguno y la búsqueda de candidaturas independientes que se expresan en algunos municipios y en la provincia de Santo Domingo para algunas diputaciones y alcaldías.

Muchas de las cuales fueron rechazadas por la JCE. Ambos movimientos son el reflejo de la resistencia a la perpetuación y legitimación de las prácticas de los partidos tradicionales a través del voto.

Tenemos un gran reto, salir del desencanto y la búsqueda de alternativas aisladas para construir un movimiento político diferente a lo que tenemos hoy.

Un movimiento político alternativo que articule a todos los grupos sociales hacia propuestas políticas municipales, provinciales y nacionales con una visión de desarrollo humano.

 Un movimiento que surja de lo micro a lo macro, que luche por el respeto a los derechos ciudadanos, de las mujeres, de la niñez, la juventud, dominico-haitianos, gays-lesbianas-transexuales, discapacitados/as y envejecientes. Que no se repitan unas elecciones donde los votos y cédulas se compren con lavadoras ó 500 pesos.

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