Entre el progreso y el retroceso

Entre el progreso y el retroceso

La sociedad dominicana vive un debate injustificable entre el progreso y el retroceso. Por su fortaleza y crecimiento sostenido, la economía es un referente regional. Creció un promedio de 5.7% entre 1991 y 2013, que es signo de vigor.

Pero en ese mismo período, la influencia del crecimiento económico en el desarrollo humano y participación del consumo de los hogares en el PIB descendieron de manera continua. Hay poca correspondencia entre crecimiento económico y bienestar de la gente.

Los datos corresponden a un estudio del sector sindical sobre la economía y la manera en que su buen desempeño no influye en el progreso de la gente. El buen crédito de estas comprobaciones se sustenta en su coincidencia con conclusiones del mismo sector oficial, que varias veces ha admitido que el crecimiento de la economía no ha generado empleos de calidad ni influido en el bienestar de la gente en las proporciones adecuadas.

Una economía con esas señas particulares no está plenamente al servicio de la gente. Su desempeño obliga a sobredimensionar políticas sociales para atenuar la falta de influencia en el estado de los ciudadanos, cuando lo saludable sería dar impulso a la creación de empleos adecuadamente remunerados. No hay duda de que el país tiene que cambiar su manera de enfocar el progreso y dejar de soslayar el retroceso.

 

Tema complejo pero ineludible

El de las armas de fuego es un tema espinoso, complejo, pero al mismo tiempo ineludible. Basta considerar que este año, 203 de los 239 homicidios cometidos hasta mediados de este mes fueron ejecutados con armas de fuego.

Estamos hablando de una incidencia del 85%, que es mucho decir. Y es significativo el elevado número de armas legales utilizadas para cometer hechos de sangre, lo que indica que gente no apta para portar armas tiene fácil acceso a una licencia para porte de estos artefactos.

Sin prisas pero sin pausas, el Gobierno tiene que diseñar una estrategia efectiva para ir sacando de circulación y destruyendo armas en manos de la población civil. La estrategia podría incluir medios para entrega voluntaria. Las cifras de homicidios con estos artefactos indican que no se puede continuar evadiendo la complejidad del asunto.

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