Entre elogios, dan último adiós a Ford

<p>Entre elogios, dan último adiós a Ford</p>

Washington (EFE).- Washington dio ayer su despedida definitiva al ex presidente Gerald Ford en un funeral de Estado que culminó tres días de tributos en la capital de EEUU a un hombre que ha sido elogiado en sus exequias por su integridad y honradez.

En una ceremonia en la que estuvieron presentes los cuatro presidentes vivos de EEUU, más de 3.700 personas se congregaron hoy en la Catedral Nacional de Washington en una mañana soleada y fría para decir adiós a los restos de Ford. El funeral de Estado mantuvo la solemnidad que caracteriza en Estados Unidos a las exequias por un presidente muerto, aunque por momentos la emoción se desbordó entre la familia de Ford y algunos de los invitados.

Especialmente conmovido se vio a uno de los sucesores de Ford en la Casa Blanca, Bill Clinton, que asistió al funeral acompañado por su mujer Hillary y que se tuvo que enjugar los ojos en más de una ocasión.

Una palabra fue la más repetida en los panegíricos que diversas personalidades dedicaron al ex presidente: integridad.

El actual mandatario, George W. Bush, que escoltó del brazo a la viuda de Ford, Betty Ford, a la entrada y la salida de la catedral, aseguró en su discurso que el fallecido “pertenecía a una generación que medía a la gente por su honradez y su coraje”.

 “Su nombre fue un sinónimo de integridad. En medio del caos, él fue una roca de estabilidad. Demostró que detrás de su afabilidad había una resolución firme”, dijo.

   Para Bush, Ford comenzó a demostrar su carácter ya en la universidad de Michigan, cuando, como estrella del equipo de fútbol americano, se enfrentó a la universidad de Georgia Tech, que no quería que un jugador afroamericano participase en un partido.

   Otros figuras que intervinieron, como el padre del actual presidente, George H.W. Bush, o el ex secretario de Estado Henry Kissinger, recordaron aspectos personales de la personalidad de Ford como su discreto juego de golf o su sentido del humor.

   “Ford reunía las virtudes de un hombre del pueblo: sinceridad, serenidad e integridad”, dijo Kissinger en referencia al origen de Ford, nacido en Nebraska y criado en la pequeña ciudad de Grand Rapids (Michigan).

   Entre los asistentes a la ceremonia se dieron cita miembros de la comunidad internacional como el ex primer ministro israelí Simon Peres, personalidades de la comunicación como el periodista televisivo Tom Brokaw o futuros candidatos a la presidencia como el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani.

   Mientras, fuera de la catedral, la ciudad de Washington permanecía casi paralizada como consecuencia del luto nacional decretado para hoy, que ha cerrado la mayoría de edificios gubernamentales así como los mercados financieros.

   Inmediatamente después del funeral, la comitiva fúnebre hizo su último recorrido por Washington, donde la familia Ford vivió durante 30 años para dirigirse a la base aérea de Andrews, en Maryland.

   Allí, rodeado por su familia y por los portadores honoríficos del féretro -entre quienes están el vicepresidente, Dick Cheney, o el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld-, el cuerpo de Ford fue embarcado en un Boeing 747 propiedad del Gobierno en el que volará a Grand Rapids.

   En esta ciudad que siempre consideró su casa, Ford será enterrado mañana en la ladera de una colina junto al museo que lleva su nombre y pondrá el punto final a los seis días de duelo nacional que la nación ha tributado a su trigésimo octavo presidente.

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