Entre Joseíto y Kalaff

Entre Joseíto y Kalaff

REGINALDO ATANAY
NUEVA YORK.– El folklore dominicano cuenta con dos figuras llenas de años y de vida, que han trabajado la especialidad de su arte, ininterrumpidamente, por más de cincuenta años. Diseminan dominicanidad, y en ellos se siente intensamente el olor a pueblo. Luis Kalaff y Joseíto Mateo. Ellos no esconden que pasan, desde hace unos años, la edad de los 80. Pero ya quisieran muchos con veinte o treinta años menos que ellos, tener la energía del compositor y músico y la del cantante y bailarín.

Tanto Luis como Joseíto viven entre Santo Domingo y Nueva York; ambos tienen residencia en las dos ciudades. Y los dos están tan bien acoplados, que no hace mucho Joseíto adquirió un apartamento justo al lado del que tiene Luis, en el condado de El Bronx.

Joseíto ya está saliendo de la casa que tiene en la calle Baní, en el barrio 30 de Mayo de Santo Domingo. Está viajando constantemente… y dice que “hay que cambiar”

En “El Patio de Joseíto,” los domingos, a partir de las tres de la tarde, suelen reunirse músicos, compositores, contadores de cuentos y público en general, para oír voces que se han hecho duchas en el canto; y ver a bailadores que “dibujan” movimientos con sus cuerpos, al ritmo de merengue y son.

Muchos artistas suelen “pasar por donde Joseíto” los domingos, tanto para recrearse, como “para ver quiénes están” a fin de hilvanar recuerdos de experiencias vividas u oídas.

Casi todas las veces que hemos coincidido en aquel lugar, ha estado Kalaff. Es el hombre que siempre tiene una sonrisa o una expresión jocosa, y que sin ningún apuro le echa mano a la guitarra para entonar alguna de sus canciones, o para crear otras. Porque el hombre tiene cientos de composiciones, muchas de las cuales han cobrado fama tanto dentro como fuera del país. Otras, no las ha publicado; las tienen guardadas.

Tanto a Joseíto como a Luis no les ha faltado quien los tilde de “trujillistas”. Porque ambos cantaron loas al dictador Rafael L. Trujillo; hicieron, como la inmensa mayoría de criollos que por obligación unas veces, y por adulación otras, lanzaban  la famosísima exclamación, entre los dominicanos: ¡Que viva el Jefe!

Kalaff es el autor, entre otras muchas composiciones, del merengue Recogiendo limosnas, no lo tumban, que fue compuesto en honor al régimen de Trujillo, cuando antitrujillistas se dedicaban, en el exilio, a procurar fondos para combatir la dictadura.

Pero también, Kalaff es autor del merengue Los compadres del compadre, un tema jocoso que se hizo popular después de la muerte de Trujillo; trata de la mucha gente que por recibir regalos, buscó el compadrazgo del dictador, quien bautizó a cientos de niños en el Templo de San Rafael, adjunto al Palacio Nacional.

“En esto hay que hacer notar”, nos dijo Luis, “que el merengue es nuestra expresión folklórica nacional, y que en él se reflejan las distintas variantes de nuestro pueblo. Es el espejo de lo que en la vida diaria, somos los dominicanos.”

Mateo, por su parte, hasta alcanzó a adquirir un grado militar en la Fuerza Aérea, pues el hijo mayor del dictador, Ramfis Trujillo, gustaba de las interpretaciones que Joseíto hacía del merengue. Y con razón, se le llamó “El Rey del Merengue”.

Entre los muchos merengues que popularizó Joseíto Mateo se cita El Negrito del Batey. Aunque el extinto Alberto Beltrán también interpretó ese merengue, El Negrito del Batey, por antonomasia, es Joseíto.

Ambos artistas, Mateo y Kalaff, “sienten la patria”, no sólo en sus interpretaciones públicas, sino en el vivir diario. Recordamos que hace unos años, en uno de sus viajes a Nueva York, Joseíto nos hizo llegar unas grabaciones suyas, y con esta nota: “Saludos, Reginaldo. Me siento feliz de que siempre trates de presentar aquí lo mejor de nuestro país. Recibe este regalo.”

Para la meditación de hoy: Pon tu ánimo atento a recibir las inspiraciones que Lo Alto hace que surjan, desde tu interior. La Divinidad, que es la Vida, siempre palpita en ti e impulsa en tu ser toques energéticos de orientación y luz. A veces, uno no los percibe, por lo mucho que se expande hacia el exterior, ignorando la fuente de luz que hay en sus adentros. Siempre, siempre, ten presente que en ti vibra, armoniosamente, la vida que palpita en las estrellas, los planetas… en el Universo inmenso…

Publicaciones Relacionadas

Más leídas