Entre la escoba y el libro

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“La educación no es un juego de palabras, sino la conciencia reflexiva de la cultura, la reconstrucción crítica del mundo humano,  la apertura de nuevos caminos, el proyecto histórico de un mundo común, el coraje de decir su palabra”,  Paulo Freire.

Como mujer, elevo un ¡eureka! a favor del programa de alfabetización del gobierno. Es cierto que la educación es la otra cara de la libertad, puesto que nadie que viva esclavizado por la ignorancia puede decidir su futuro ni el de los suyos. 

Sugerimos al Ministerio de Educación que ofrezca una mirada especial a las mujeres, sobre todo a esas a las que nadie ve. Esasque bordean la cincuentena de años, que han sido productivas aun dentro de su limitada educación,que han criado y sostenido largas familias sin tiempo para sus propias necesidades formativas y satisfacción personal.

Y a esas otras, adolescentes y casi niñas, lanzadas a los brazos de hombres, impulsadas por la cultura,  buscando saciar necesidades que pudieran ser satisfechas a través de la escuela.

Aunque replicamos el fenómeno de “la feminización del conocimiento”, en el que las mujeres pueblan las aulas universitarias en cantidad y calidad, muchas otrasno alcanzaron siquiera el proceso de alfabetización.

La Organización de las Naciones Unidas calificalas mujeres como las más pobres entre los pobres, y las razonesincluyen un volumen mayor de féminas en la tasa de analfabetismo por el hecho mismo de ser mujer.

En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer,en Beijing, se reconoció la necesidad de otorgar acceso pleno y condiciones de igualdad a la educación; la ONU recomendó adoptarperspectivas de género en los programas de alfabetización. Nosotros hemos sido raudos para asistir en comisiones a los eventos internacionales, pero lentos para la puesta en práctica de los acuerdos emanados en estos encuentros.

 En el país, los iletrados alcanzanel 13%, mientras que el analfabetismo funcional ronda el 25%; lo que significa que este plan de alfabetización deberá incluir a aquellas personas que aun con dominio de la lectoescritura, no han podido incorporar estos conocimientos a la mejoría de su calidad de vida.

La mujer debeabanderar este avance, porque salir del oscurantismo es el primer paso a la socialización y visibilidad, y porque la sociedad se lo debe.

Es tiempo de que el libro predomine sobre la escoba, y que ambos, escoba y libro, puedan ser asumidos en lo público y en lo privado como una responsabilidad y un derecho común a los sexos.

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