Entre la libertad,  los abusos y la filosofía del chinero

Entre la libertad,  los abusos y la filosofía del chinero

Ocasionalmente me ha dado volteretas junto a las orejas una frase escrita por John Stuart Mill  (1806-1873), en la cual se duele de “no haber tenido infancia”  porque su padre, James Mill, dispuso que estudiara griego cuando apenas contaba cuatro años de edad y lo mantenía alejado de los usuales juegos infantiles. No obstante escribió que su padre había sido “el último gran pensador del siglo”.

No que mi padre fuese un pensador ilustre, aunque sí genial, y aunque no le entusiasmaba que estudiara otros idiomas, por temor de que “me hicieran menos dominicano”, no tuve acercamientos a niños de mi edad y no me hicieron falta, ya que me interesaban las conversaciones paternas con Peña Batlle, Fabio Fiallo, Tongo Sánchez, Vigil Díaz, el padre Robles, y otros como el chinero que estaba instalado en el Callejón de Regina, junto a la imprenta paterna y la Escuela Santo Tomás del solemne don Parmenio Troncoso. 

El chinero, dorado de sol, mostraba una estructura filosófica primaria y contundente. Cuando resultó que un vecino árabe interrumpía el trabajo creativo de papá con una cháchara absurda, el chinero, enterado del problema, dijo tener la solución.

Luego papá lo vio empeñado en envolver una piedra dentro de una naranja exprimida. Al notarlo, le preguntó ¿para qué haces eso?

-Para tirársela al turco ese que viene a molestarlo. 

-¡Qué barbaridad…ni se te ocurra! –le dijo alarmado, aunque tratando de ocultar la risa.

Se me acercó para confiarme que iba a guardar la naranja empedrada por si acaso un día papá lo autorizaba a usarla. “La libertad no es un piñonate… es una vaina y hay que saber castigar al que la usa mal, sea de arriba o de abajo… sea el turco o sea…” –me enfatizó al cortar bruscamente su frase.

Años después he caído en cuenta de que se refería al cruel uso que hizo Trujillo de una libertad que sólo existía para él. Que su piedra envuelta en corteza de naranja era realmente un símbolo de protesta. Sé que un día desapareció bruscamente. 

Mucho después, leyendo el famoso “Ensayo sobre la libertad” de John Stuart Mill, encontré la importancia que atribuye al individuo en el proceso de Libertad. Traduciré un breve fragmento del texto, a partir de la edición de Harvard Classics,  1909 (t. 25, p. 198) “La voluntad del pueblo, más que nada, quiere resultados o propósitos prácticos (practically means), quiere que se imponga la voluntad de la mayor parte del pueblo, o de quienes aparentan serlo, pero que  aún así pueden desear oprimir a parte de ellos, y deben tomarse muchas precauciones contra esto y contra otras formas de abuso de poder (the  people, consecuently, ‘may’ desire to oppress a part of they number.)

 Hay que tener cuidado con lo que está sucediendo.

Las “expresiones de la voluntad popular” son muy manejables.

Siempre lo han sido.

 198): “La voluntad del pueblo, más que nada, prácticamente significa la voluntad de los más numerosos o la más activa parte del pueblo, y, por tanto la mayoría, -o los que logran ser aceptados como tal- ese pueblo ‘puede’ desear oprimir gran parte de sus integrantes y han de tomarse precauciones contra esto, tal como también contra otros abusos de poder” (may desire to oppress a part  of their number; and precautions are as much needed against

te, nuestra Libertad viene siendo un ejercicio abusivo.

    ¿Corregiremos?

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