Entre la magia y el paraíso

Entre la magia y el paraíso

Estados Unidos, Florida.- El motivo fue participar, como contraparte organizativa desde República Dominicana, de la tercera edición de la Feria Internacional del Libro Dominicano en Orlando, que se celebró con gran aceptación del 27 al 28 de marzo, con la asistencia de intelectuales de la talla de Euclides Gutiérrez Félix, Tony Raful, Mateo Morrison, Rafael García Romero, el periodista Frank Núñez y el político Johnny Jones, en su faceta de escritor.

Pero, como en todo viaje con cierto compromiso, siempre se hace agradablemente oportuno sacar un tiempito para conocer, y más si el destino es este, la Florida, que posee y ofrece tanto que ver…

La elección no pudo ser más acertada. En esta ocasión decidimos visitar Magic Kingdom, en Orlando, y -por segunda vez- Key West (Cayo Hueso), al sur de la Florida, dos destinos con poco en común en cuanto a sus atractivos, pero con la particularidad de que ambos provocan en la psiquis del visitante esa rica inquietud de querer volver.

En Magic Kingdom, la casa de Mickey Mouse y su eterna compañera Minnie junto a los mágicos castillos de las princesas de Disney (Blanca Nieves, Cenicienta, La Bella Durmiente, Mérida, Rapunzel, Bella, Ariel, Aurora, Jazmín, Tiana, Pocahontas, Mulán, Elsa, Anna y la princesita Sofía), abrieron el domingo 29, como a diario, sus puertas para acoger a visitantes de todo el mundo, que calculados al año son unos 17 millones de personas.

Para llegar a este mágico mundo, diseñado para los pequeños de casa, pero disfrutado por igual, o quién sabe si más, por los adultos, primero se aborda un trencito; luego, el visitante puede elegir una segunda y última opción de transporte: un tren, grande y rápido o un barco.

En el trayecto, y a lo lejos, se pueden ver los imponentes castillos, mientras, su entorno, recreado con lagos artificiales y espesa vegetación, se convierte en una especie de “opening” expectante e inquietante.

¿Cómo será? De seguro esa es la pregunta que se hacen cientos de visitantes que acuden por primera vez. Fue mi caso.

Finalmente llegamos, el trayecto no tarda más de diez minutos, pero las ansias de conocer y ver de cerca a los personajes que crecimos viendo en la tele nos dieron la impresión de una eternidad. ¡Sin duda, todos tenemos un niño dentro!

Ya en tierra -porque decidimos llegar en barco-, el característico sonido musical de Disney nos hizo fijar la mirada en unas suntuosas carrozas que se acercaban y transportaban, de manera teatral, a Mickey, Minnie, a todas las princesas, y los personajes protagónicos y secundarios de sus taquilleras películas.

La emoción embriagó a los presentes y de inmediato una batería de celulares y cámaras dispararon al unísono, con la intención -de los visitantes- de no dejar escapar el mágico y a la vez nostálgico momento.

A tomar en cuenta. Un día no basta para hacer el recorrido completo si lo que desea es disfrutar bien de la experiencia.

Si en las vacaciones próximas pretende ir, primero entre a su página: disneyworld.disney.go.com y planifique la visita tomando en cuenta los horarios y atracciones, pero, por favor, no deje de vivir la experiencia de entrar al castillo de la Cenicienta, la estructura más alta de Magic Kingdom, o Reino Mágico, con una altura de 56.7 metros, donde en la noche ofrecen un espectacular show de fuegos artificiales. Vaya al Salón de los Presidentes, que relata la historia de los cuarenta y cuatro presidentes de Estados Unidos, desde George Washington a Barack Obama y a la Space Mountain, con 54.9 metros de altura, ¡de seguro los más arriesgados no se la perderán!

Para los amantes de terror, Magic Kingdom tiene la Mansión Embrujada, pero también ofrece otras atracciones: Seven Dwarfs Mine Train, Splash Mountain, Big Thunder Mountain Railroad, Mickey’s Philhar Magic, El Carrusel del Progreso, Country Bear Jamboree, Frontierland Shootin’ Arcade, Astro Orbiter, Jungle Cruise, The Many Adventures of Winnie the Pooh, Monsters, Laugh Floor, Peter Pan’s Flight y Mad Tea Party (para los pequeñitos). Además restaurantes y tiendas con souvenirs y los productos de Disney.

Una propuesta divertida para los que van con niños es vestirlos del personaje preferido, existen lugares que venden el traje y hasta peinan y maquillan, por eso en cualquier esquina nos podemos encontrar con una bella princesita.

Para hacer este recorrido, o un poco más, debe llegar temprano. El parque está abierto desde las 9:00 de la mañana hasta la 1:00 de la madrugada, la entrada tiene un costo de 150 dólares. No olvide ponerse tenis y filtro solar, pues la caminata es larga. Nosotros salimos con deseo de ver más justo a la 1:00 de la madrugada, cuando optamos por transportarnos en el tren.

El paradisiaco Key West. Esta isla, ubicada al sur más al sur de Estados Unidos, es dueña y señora de uno de los más bellos atardeceres que ojos humanos vayan visto.

Con Cuba de vecina, más cerca que de Miami -separada por sólo unas 90 millas- y bordeada de un lado, por el golfo de México y del otro por el océano Atlántico, sin duda es uno de los destinos para vacacionar más visitados de este país y preferido para el retiro de cientos de estadounidenses y extranjeros. Para que tengan una idea, llegamos el Martes Santo y en sus plazas, playas y restaurantes “no cabía un mandado”.

Eso sí, es caro, bien caro: una habitación de hotel cuesta hasta 1500 dólares por noche, sin incluir el parqueo y -a diferencia de nuestro país- no ofrecen el “todo incluido”. Estas características -sumadas a sus grandes atractivos- lo convierten en un lugar exclusivo.

En el camino. ¡Un consejo!, lo más sensato es hacer el viaje por carretera, ¡sencillamente espectacular! Antes de llegar a Key West hay que pasar por varios puentes que se dejan acariciar, sin ningún recelo, por las aguas del golfo de México y el océano Atlántico.

El más largo tiene siete millas, una ruta con sabor a Hollywood, pues sus puentes han sido escenarios de varios filmes, uno de los más famosos es “Mentiras verdaderas” (“True Lies”) en donde Arnold Schwarzenegger filma una escena de acción desde encima de un helicóptero. Además, antes de llegar, se dejan atrás varios pequeños cayos, los más conocidos: Isla Morada, Marathon y Cayo Largo.

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