“Entre luces y sombras…”

“Entre luces y sombras…”

“¡¡¡Epaaaaaa!!!….. ¡¡¡Llegaron las navidades más iluminadas en un rincón de la capital!!!” –grita Píndaro-…

“Y… ¿por qué tienes que saltar y gritar cuando dices eso?” –le increpa Cuquito-…

“Ahhhhh… Grito para llamar la atención de to’el que me escucha y haga lo mismo que yo, que salto para no ensuciarme los zapatos que me acaban de regalar… Porque, al usarlos se me ensucian… Me estoy encontrando, con una ciudad asquerosa y descuidada… ¡Sólo se han ocupado de colgar lucecitas y campanas de un color partidario, con el fin de lavarle el coco a to’el que visite las casitas y sus bombillitos…”.

“Es que tú olvidas –indica Cuquito- que estamos a las puertas de una campaña electoral en la que el lavado de cerebro de los que no están enrolados en la tarjeta se hace obligatorio… Le damos circo al pueblo y, como resultado, bailamos todos un mismo ritmo y nos ponemos el mismo disfraz… La falta de educación nos hace vulnerables y, aunque parezca estúpido, ahora es el momento de llenarnos los ojos de brillo… El subconsciente registra entonces el mensaje codificado del color con el que los promotores del proyecto han pintado casi todas las guirnaldas y campanas… Es un punto de encuentro gratuito, para iluminar al pueblo por una hora y luego enviarlos de regreso a sus hogares…. a su amarga realidad entre basura…”.

“Ven acá, Cuquito –cuestiona Píndaro-… Y… ¿qué te dio ahora?… ¿Cómo es eso de que hay una ‘amarga realidad entre basura’?…”

“Mira Píndaro… ¡no te hagas el pendejo!.. ¿Acaso no transitas y caminas por las calles de la capital? –cuestiona Cuquito-… Parece un sueño que una cantidad de enorme de bombillitos duerman a toda una población mientras, los que deben luchar por una ciudad limpia, se duermen en sus laureles muy seguros de su logro… Sólo tienes que bajarte de tu carro… Caminar unas cuadras en unas esquinas tanto de los céntricos como de los marginados barrios de la ciudad; basta pasar por los alrededores del Parque Zoológico de Cristo Rey y presenciar la inmundicia que le rodea… Hace tiempo que hemos perdido el sentido de la higiene, para después quejarnos de que nos llegan enfermedades… Nos olvidamos que las mismas autoridades municipales están con esta práctica así fomentándolas…” –razona un incómodo Cuquito-.

“Anjá –explota Píndaro-… Yo creo que a las cabezas pensantes, responsables de dar la cara por la ciudad, debiéramos invitarles a leer completamente el libro de Javier Gomá ‘Ejemplaridad Pública’… para que se actualicen en que el engaño de imagen inmediatista cobra sus consecuencias y paga altos intereses en el mediano plazo… El autor nos recuerda que ‘la política es el arte de ejemplificar’ y… ¿Cuál es el ejemplo que se nos da con un derroche de luces, mientras la ciudad se inunda en las sombras de basura que se acumula sin control?…”.

“Es, que tú te estás refiriendo a los principios de lo que puede pasar en un sistema ‘democrático’ cuando no hay buenas costumbres… -indica Cuquito-… Se está procurando dar igualdad a grandes sectores de nuestra sociedad, cubriéndoles sus necesidades sin enseñarles a trabajar… Y, en navidad, iluminándoles los ojos para dormirles su cerebro… ¡Cuidado!… La igualdad produce dos tendencias naturales: Una que nos lleva directamente a la independencia y puede empujarnos hasta la anarquía… La otra, aunque nos lleva por un camino más largo, puede ser más secreta… más segura… pero, finalmente, culminando en alimentar un espíritu de servidumbre… ¡Estamos fomentando inmensas masas de espíritus serviles, enclavados en una ciudad capital colmada de luces navideñas ‘momentáneas’… pero, plagada de sombras…”. Creo –reflexiona un Píndaro cabizbajo- que es momento de replantearnos el asunto… Es momento de reaccionar… ¡antes de que nos terminen de anular la dignidad pública!”.

 

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