Se suele mencionar la dirección de equipos de trabajo como una herramienta más de las que requieren los perfiles directivos actuales. Sin embargo, en la gran mayoría de las veces esto se menciona y ya, no se realiza un análisis detallado de las claves sobre cómo liderar un equipo. Y no es un secreto para nadie, la enorme necesidad que consta de que aprendamos no sólo a liderar a nuestro equipo, sino también a nuestros compañeros y superiores.
Los mejores líderes no esperan que le digan qué hacer, ellos buscan activamente fuentes de aprendizaje e invierten en ellos mismos. Por lo cual, una de las características claves de este punto es aprender a ser un seguidor. En vez de esperar que venga alguien y sea tu líder, busca tú seguir proactivamente a alguien al cual admiras y respetas.
Ayer mismo comentaba en mi equipo de trabajo, de que muchas veces nos desvirtuamos en ser una estrella “perfecta” en lo que hacemos, y se nos olvida que por muy perfecto que sea lo que resulte teóricamente de nuestro desempeño, nada pesa más que la actitud con que lo hagas, porque es importante entender que tener una actitud positiva es la verdadera estrategia de liderazgo.
Cuando tu accionar va adherido a una actitud positiva, las personas quieren estar cerca de ti. Muchas veces lo mejor que le podemos dar a la organización es nuestra actitud positiva y nuestra energía. Porque no hay duda de que existirán muuuuuuchos momentos donde un superior te dará dirección y tomará una decisión que tú necesitas ejecutar, pero te guste o no, en ese momento puedes decidir si una actitud negativa hace que la decisión sea un fracaso o una actitud positiva hace que la ejecución de la decisión sea exitosa. Como dicen, ya la pelota queda en tu cancha.
Otro punto que debemos tener presente, es que ser un crítico es diferente que tener un “pensamiento crítico”. Ser crítico es observar desde las gradas cuando algo sale mal y celebrar el fracaso y los errores de otros. Tener un pensamiento crítico es mantener un enfoque constante en cómo podemos mejorar situaciones a nuestro alrededor, inclusive las que no están bajo nuestra responsabilidad.
Por esta razón, soy participe de rechazar la pasividad, es decir, no vivir la vida esperando que las demás personas, organizaciones o divisiones hagan lo que tienen que hacer bien para que tú puedas hacer tu trabajo bien. Sino por el contrario, debemos convertirnos en un individuo proactivo, que no espera o depende de los demás para hacer su trabajo con excelencia. Muchas veces rechazar la pasividad significará salir fuera de tu área de responsabilidad y darle una mano a otra persona para asegurar que el producto final sea exitoso.