Entre Taiwán y China

Entre Taiwán y China

FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
La República Dominicana tendrá que tomar dentro de un tiempo una decisión crucial: mantener sus relaciones diplomáticas con Taiwán, o romperlas y llegar a un acuerdo diplomático con China. Taiwán tiene, como es lógico, su historia. Se trata de una antigua provincia de China continental llamada isla de Formosa, que después de la Segunda Guerra Mundial se declaró independiente luego de que Chan Kai Sek fuera derrotado por las huestes comunistas y se estableció en la isla.              China intentó invadir Formosa, pero los norteamericanos pusieron su Octava Flota en el canal que divide ambas naciones.

Y así pasó el tiempo. Taiwán tenía enfrente a un enorme país que marchaba  al ritmo comunista puro con casi mil millones de habitantes y con un anticapitalismo rampante, pero no podía hacer nada para que Formosa volviera a su redil.

Y pasó el tiempo, decenios de años y Taiwán se levantó y se convirtió en una nación próspera, por todos los conceptos. Teniendo en cuenta que en la isla coesistían varias tribus con costumbres e idioma propios, fue un trabajo arduo el llevado a cabo para que todos, “ambos a dos”, laboraran con un  mismo fín. Y lo consiguieron.

Todo esto viene al caso con motivo de la visita del presidente Leonel Fernández a Taiwán. Se especula que, tarde o temprano, nuestro país romperá relaciones diplomáticas con Taiwán, para establecerlas con China, la que se ha convertido en un país políticamente comunista, pero comercialmente capitalista.

China es hoy por hoy la primera potencia del mundo. Tiene cuatro veces más población que EE.UU. Sus ciudades principales, con sus enormes y modernísimos edificios, unidas a su producción agropecuaria e industrial y a su potencia militar, han hecho de China lo que ya dijimos: la primera potencia del mundo.

Tiene la ventaja de que allá se hace lo que el gobierno quiera, como comunistas al fín y al cabo. Y es bueno que se sepa que decenas de millones de chinos del Sur viven prácticamente en la miseria, lejos de los ricos centros de producción.

Y tener a China como socio comercial es algo que buscan numerosos países de todo el mundo. Pero nosotros, los dominicanos, tenemos un…¿problema? Se trata de que no tenemos que ir a Taiwán a buscar nada… pues Taiwán es la que ha venido a nosotros desde hace casi medio siglo, trayéndonos progreso, ayuda, extendiéndonos una mano amiga sin nosotros pedirla.

Hace mucho tiempo llegó al país un técnico agrícola taiwanés. Vino con el exclusivo propósito de producir un tipo de arroz superior al que habíamos estado consumiendo hasta el momento. Dicho técnico trabajó varios años buscando la variedad que el país necesitaba…¡ hasta que la encontró ! Pero no contento con lo logrado, siguió trabajando consiguiendo otras variedades híbridas, dependiendo del tipo de tierra en que trabajaba. Siento en el alma no recordar el nombre del citado técnico, pero si mal no recuerdo se quedó en el país que avanzó, “arroceramente” hablando.

Y escribo esto, porque con motivo de la visita del presidente Fernández a Taiwán, entre los políticos y los estudiosos de la política, circula “soto vocce” la especie de que, tarde o temprano, nuestro país romperá sus tradicionales lazos con Taiwán para “atarse” a China.

Y si eso pasa, habremos cometido un acto que envuelve la ingratitud con la creencia de que, como país, somos importantes para China.

No tenemos que ir a Taiwán, porque ha sido Taiwán la que ha venido a nosotros. La prueba más reciente de lo que decimos es el moderno hospital de Azua. Taiwán construyó en Azua un centro médico “de punta”. Sin embargo, dicho centro médico no ha funcionado como debía. ¿ La razón ? En primer lugar, el Gobierno se tomó su tiempo para nombrar el personal adecuado. Y ahora tenemos que el personal, ¡ por fín nombrado !, se ha declarado en huelga por motivos sumamente válidos, ya que no recibe del Gobierno toda la ayuda que un hospital y su personal necesitan . ¡ Y nadie le pidió ese hospital a Taiwán, que conste !

China, ya lo dijimos, es la primera potencia del mundo. Esas “nupcias” entre un comunismo gubernamental que no permite ningún tipo de libertades al pueblo, y un capitalismo de primer orden, es lo que ha convertido a China en el país que es actualmente, haciendo abstracción total de los centenares de millones de chinos que viven, unos en la pobreza y otros en la miseria.                                                     La República Dominicana no puede “divorciarse” de Taiwán para convertirse en una más entre las “concubinas” de la gigantesca China.

Si lo hace, habremos cometido el acto de ingratitud más grande que pensarse pueda. Y total, para nada, porque para la poderosa e inmensa águila asiática, no pasaremos de ser nada digno de tomarse en cuenta. A lo sumo, un voto más a su favor en las Naciones Unidas.

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