Entre todos

Entre todos

Usualmente cito de memoria y recuerdo haber leído un pensamiento de José Ortega Gasset, quien decía que el papel de la juventud es reclamar, protestar, exigir, demandar, solución a los graves problemas que afecten su generación.
Lo que sí dijo el eminente filósofo español fue “la juventud de ahora, tan gloriosa, corre el riesgo de arribar a una madurez inepta. Hoy goza del ocio floreciente que le han creado generaciones sin juventud”.
Cierto, los jóvenes de ayer nos ocupamos de luchar por la Patria, por la Bandera Nacional, por la soberanía, por el bien común. Estudiamos y trabajamos para crear la democracia en el país y para ello no escatimamos esfuerzos ni rehuimos peligros.
En los afanes, no nos dimos cuenta de que ya había detrás de nosotros una, dos generaciones, que no había probado la adrenalina que produce un policía, envenado por una ideología extremista, a quien le inyectan que una protesta es un desorden que atenta contra el libre comercio.
Una autoridad delegada que se ocupa de sustituir el cerebro del sujeto por una serie de consignas absurdas, antinaturales, preñadas de odio y de exclusión.
Para esa juventud, para esa generación no abogamos, no luchamos para que se enseñara en las escuelas la lucha de la generación anterior contra la tiranía, contra la cárcel política, contra la opresión que impedía celebrar manifestaciones pacíficas de protesta sin que la autoridad interviniera con garrotes, trompadas y patadas para imponer una paz vestida con una camisa de fuerza.
Borraron de los libros de historia, o no lo consignaron ni los autores ni las autoridades, los esfuerzos inauditos por construir una nación donde la paz estuviera amparada por el respeto a la Constitución y las leyes.
Esas generaciones posteriores a la nuestra, como dijo el maestro Ortega “corren el riesgo de arribar a una madurez inepta, gozan del ocio floreciente que le han creado generaciones sin juventud”.
Sí, no tuvimos la juventud de disfrutar de los pecadillos de la inexperiencia, de la poca edad.
Parafraseo a Ortega y Gasset cuando dijo: A los jóvenes, sobre todo, quisiéramos incitar. Las nuevas generaciones han aprendido en la justa desconfianza, en el hábito insustituible de la crítica más acerba, pretextos para la inacción. Han abandonado la política. ¿Es esto beneficioso? Nos plazca o nos disguste, no existe en nuestro país otro órgano de socialización fuera de la política”.
Las naciones aprenden las grandes lecciones de la historia cuando los pueblos deciden construir el presente y trabajar para el futuro. Nada hacemos anclados en el pasado. Sí debemos usarlo como modelo para desechar lo malo y acoger lo bueno.
El despertar de los jóvenes dominicanos de hoy es como el perfume del ilang ilang en primavera, falta, solamente, convertir ese esfuerzo en votos para construir un mejor país, entre todos.

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