Entrega de tierra a la Reforma Agraria ha sido limitada

Entrega de tierra a la Reforma Agraria ha sido limitada

El establecimiento de proyectos agrarios ha estado en consonancia con la presión de los campesinos sin tierra, pero sobre todo, atendiendo al interés político de los que han detentado el poder gubernamental.

De ahí, que los proyectos administrados hoy por el Instituto Agrario Dominicano (IAD), distan mucho de los establecidos formalmente, en actos públicos, inaugurándolos, con parceleros y parcelas identificadas, y bien organizados.

Pero ocurre, que apenas el 42.2% de la superficie registrada oficialmente en los asentamientos de la reforma agraria, puede ser identificada con facilidad.

Y de este porcentaje, un poco más de la mitad está realmente en producción.

Por esta razón, de que se desconoce el destino de la inmensa mayoría de la tierra de reforma agraria, sometí en el 2011, ante el Pleno del Senado, una pieza legislativa, a los fines de hurgar en la búsqueda de la verdad.

Requerimos un “informe detallado sobre la distribución histórica, posesión y uso, original y actual, de los 10.8 millones de tareas de tierras, aproximadamente, entregados a los parceleros de la Reforma Agraria en los distintos proyectos agrícolas y ganaderos, consignando los índices de producción y productividad obtenidos en los mismos”.

Y que, al mismo tiempo, el IAD ofreciera al Senado “una propuesta que integre al proceso productivo, la superficie que actualmente esté baldía, así como su propuesta de desarrollo rural para la Estrategia Nacional de Desarrollo”.

No fue posible por el desinterés de las autoridades del IAD.

También, debemos destacar que la cantidad de familias asentadas en los 59 años del proceso de reforma, solamente representan un quinto de lo que era posible y, de acuerdo a connotados expertos agrarios, como el Dr. Barraclough Solón, especialista de la FAO, ha sido prácticamente un fracaso, en cuanto a los asentamientos recomendados, desde sus inicios.

Agregado que pese a este atraso, a medida que pasa el tiempo se va disminuyendo la cantidad de parceleros asentados y la superficie por unidad, debido a los cambios políticos, económicos y sociales introducidos en el mundo desde hace 4 décadas.

De ahí que muchas veces se realizaron determinados actos de asentamientos donde se entregaron tierra que no se correspondían con la superficie mínima necesaria para la carga familiar establecida.

Y es que los actos han estado enfocados marcadamente por la necesidad de publicidad de los gobiernos.

Igual ha ocurrido en los asentamientos por años, donde no se ha alcanzado el mínimo de tierra requerida para desarrollarse, como unidad económica rentable.

Un análisis de la entrega de tierra, por fases, nos presenta que los únicos dos momentos en que se entregaron más de un millón y medio de tareas de tierra fueron el de 1971-1975 y el 1991-95, ya que en las demás etapas la incorporación de tierras a nuevos proyectos ha sido baja.

Así, hemos llegado a casi seis decenios sin una explicación científica de la reforma agraria que se requiere realmente como sociedad.

No obstante a estas limitaciones en la entrega de tierra, la reforma agraria ha sido un hermoso proceso, que aunque no logró “modificar la estructura de la propiedad”, elevó la productividad agropecuaria, y poniendo a producir millones de tareas de tierras baldías”.

Aún con las diversas dificultades históricas confrontadas, el sector reformado ha hecho importantes aportes en la producción de alimentos, generación de empleos, divisas, su impacto en la atenuación de la inequidad y la marginalidad social y, sobre todo, su contribución a la relativa paz social y la gobernabilidad, imperantes en las zonas rurales y el país.

Esperemos que se retome la reforma agraria en los más de 5 millones de tareas baldías, con un plan concreto y moderno de producción, agroindustrialización y comercialización.

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