CALI (Colombia),  (EFE).- Algunos familiares de los once ex diputados regionales secuestrados por las FARC en 2002 y muertos en junio pasado recibieron ayer los cuerpos recuperados por la Cruz Roja con una bandera ensangrentada de Colombia y no pudieron resistir las lágrimas.

Tras casi una semana de espera, cuatro vehículos todo-terreno del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), con la parte de atrás velada, entraron hoy a la sede de Medicina Legal de Cali, capital del Valle del Cauca, con los cadáveres de “once personas”, como dice el organismo humanitario, y que al parecer son los ex legisladores. “No tengo palabras”, es lo único que dijo entre lágrimas Luz Marina Reyes, la anciana madre de Juan Carlos Narváez, que era el presidente de la Asamblea departamental cuando el 11 de abril de 2002 fue secuestrado junto a once de sus colegas.

Este no es el fin de la pesadilla que han vivido los familiares de los once políticos, cuya muerte fue dada a conocer por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) el pasado 28 de junio.