Entrevista al escritor Miguel Phipps

Entrevista al escritor Miguel Phipps

POR LEÓN DAVID
1. Tal vez eres el más destacado escritor dominicano de literatura infantil… ¿En qué consiste el género de  la literatura infantil y cuál es su importancia?
-Por literatura infantil se entiende todo material literario destinado a despertar el interés y la capacidad creadora del niño. Contribuye a su formación emocional, intelectual y espiritual, tomando en cuenta los valores permanentes de la cultura, sin olvidar las características propias de su  percepción.

La literatura infantil ayuda a que el niño penetre en el conocimiento de la lengua, a través del espíritu lúdico de las palabras, las onomatopeyas, la cacofonía, la prosa  rítmica y la eufonía.

Por lo tanto, ante la creación de un libro para niños se debe plantear varios niveles de la obra:

Un nivel literario: La literatura es expresión  de ideas y  sentimientos por medio de la palabra. Un nivel psicológico: El niño no es un adulto en miniatura, sino que es un ser en desarrollo, que percibe y asimila los fenómenos de la vida de acuerdo a sus propias leyes de crecimiento dentro de un contexto social dado, sobre la base de sus experiencias y observaciones. Un nivel ideológico: La literatura, además de deleitar, informa. Y en esta información va implícita una determinada escala de valores y sentimientos que forman una ideología. También el aspecto didáctico en la creación de un libro para niños es fundamental. 

La literatura infantil, aparte de ser una auténtica y alta creación poética, que representa una parte importante de la expresión cultural del lenguaje y el pensamiento, ayuda poderosamente a la formación ética y estética del niño.

El niño es heredero de nuestra verdad, por lo tanto los libros deberán contener suficientes preceptos morales como para hacer de ellos fieles reflejos de nuestra ideología. Con base a este postulado, el libro para niños no es sino un catecismo camuflado cuyos temas e historias no tienen otra misión que la de entrenarlos y bendecirlos con abundantes fábulas morales. La literatura para niños trasluce y de alguna manera representa la preservación del relato primitivo en su forma más pura y original. 

2. ¿Cómo te iniciaste en el campo de la narrativa y la poesía?

-Con un poema a mi madre.   Siempre he escrito. No hay un hecho que haya tocado las fibras de mi corazón, que no ha recibido plasmada la tinta de mi sangre. Nada ni nadie me ha ayudado a sobrellevar los infortunios que te presenta la vida como la literatura. Para mí no es ocioso repetir que: la educación es mi esposa legal, me viste de traje. La literatura es mi amante, me desnuda por completo. Con la educación ando a la luz del sol, con la literatura me sumerjo en la profundidad de la noche. Para escribir se necesitan dos actividades paralelas: leer y vivir, que son finalmente, los únicos dos quehaceres cotidianos en los que pongo toda mi esperanza.

3. ¿Cuáles son los valores que, a tu juicio, debe ostentar un relato logrado?

-El relato es ante todo una exploración  de la vida: refleja y describe de algún modo el impacto, la complejidad, la fructificación y la catástrofe de las  emociones y los deseos humanos.

A un escritor no se le juzga solamente por el tema de sus relatos, sino  por su presencia viva en el seno de la colectividad, por el hecho de que el compromiso total de su persona es una garantía indesmentible de la verdad y de la necesidad de su obra, por más ajena que ésta pueda parecer a las circunstancias del momento. Sus temas contendrán  un mensaje auténtico y hondo, porque no habrán sido escogidos por un imperativo de carácter didáctico o proselitista, sino por una irresistible fuerza que se impondrá  al autor, y que éste, apelando a todos los recursos de su arte y de su técnica, sin sacrificar nada a nadie, habrá de transmitir al lector como  se transmiten las cosas fundamentales: de sangre a sangre, de mano a mano, de hombre a hombre. En un relato bien logrado, el verdadero escritor se revela a sí mismo en cada palabra. Por eso, la singularidad temática, tensión e  intensidad son la base de su estructura escritural.     

4.  ¿Quiénes son tus escritores favoritos -dominicanos y extranjeros-, tanto en el ámbito de la narrativa como de la poesía y la ensayística?

-Víctor Hugo. «Los miserables» ha trascendido porque en cada página hay un motivo para pensar. García Márquez. «El amor en los tiempos del cólera»  y «El coronel no tiene quien le escriba», porque leerlas es como escuchar una sinfonía. Dostoiewski. «El jugador», porque nos muestra el lado oculto de nuestras pasiones, el fondo de nuestros deseos de transgredir aunque creamos que somos incapaces de hacerlo. Juan Bosh. En sus obras está el alma del pueblo. José Mármol. La tensión psicológica que producen sus versos, reflexivos y  sensuales, descriptivos y emotivos,  mágicos y a la vez terrenales. Pedro Henríquez  Ureña, la voz más alta de la ensayística dominicana. 

5.  Acabas de publicar una novela intitulada «El calvario de la traición» ¿Qué te impulso a escribirla? ¿Contiene elementos autobiográficos?

-Mi oficio es simplemente mostrar cómo es la gente. Mi meta como escritor no es contar una  historia, ni conmover o divertir, sino hacer pensar y llevar a entender el sentido oculto y profundo de los hechos. Siempre tejo la prosa oportuna para darle al lector un zarpazo que le lleve a la toma de conciencia. Presento cómo las mentes cambian bajo el influjo de las circunstancias del ambiente, y cómo se desenvuelven los sentimientos y pasiones. Quise, en esta novela, reproducir esta ilusión de la realidad mediante todas las técnicas literarias a mi alcance. La escena es presentada con la brevedad que requiere el medio, pero al mismo tiempo con claridad. Las personas afectadas, la clase de vida que llevan y sus defectos, lo desnudo con el número justo de detalles. Escribí  todo  lo que era necesario saber. No copié de la vida sino la dramaticé. El resultado es la vida, no moralejas. Es la vida que cobra vida al contarla.

En cuanto a lo autobiográfico, hay un modo de escribir en el que se trabaja, y otro en el que se sufre. En esto, fundamentalmente, se diferencia el libro común  de la literatura. Los escritores, si buscan que perdure su obra, sufren al crearla: lo que el lector agradece hoy o mañana, o dentro de dos siglos. Por eso te exhorto a seguir las huellas de los tres párrafos siguientes:

«La imaginación humana no puede concebir un panorama  más deplorable que el vía crucis de la traición. Conocí, del modo más doloroso, cómo se mueven sus resortes. La desolación me envolvió en su manto de polvo triste. 

Comencé a caminar por los misterios del abismo. Pensamientos tormentosos me hicieron su presa. Fui sometido a un infierno viviente. Observé los colores de la vida. Rompí con el límite de la resistencia humana. Muchos me veían como una mancha negra. Sentía el mundo desplomarse sobre mí. Me  aislé para protegerme de una realidad intolerable. Para soportar la soledad, me refugié en mis pensamientos.

Constaté, con horror, cuántos sentimientos inhumanos se encierran en el hombre, cuán brutal grosería se oculta bajo el refinamiento de la galantería, ¡Virgen Santísima!, en personas a quienes la sociedad tiene por nobles y honradas.»

6. ¿Puedes aventurar un juicio estimado acerca de la literatura dominicana actual?

-En nuestro país, todavía, el escritor es una ave solitaria, que se pasa uno, dos años o toda su vida con una historia que le obsesiona, y la mayoría de las veces se la lleva a la tumba.

Por otra parte, aquí hay muchos escribientes de ideas, pero pocos literatos. La literatura conlleva un proceso inalterable. Escribir es un compromiso serio, cargado de autodisciplina y un alto nivel de humildad, que tiene como base la buena lectura. Considero que las casas editoriales deben de redefinir su política de mercadeo con relación a la literatura dominicana. El Estado debe promover cuantas acciones sean necesarias para proyectar los valores literarios. Y al autor  novel, le recomiendo que el método de un escritor no es otro que el de su sensibilidad, su manera de percibir al mundo.   

7.  ¿Quién es Miguel Phipps?

-Un descendiente de inmigrante cocolo, que tiene por esposa (Xiomara) un ser divino, y tres astros celestiales: Juan Miguel, Carlos Miguel y Yamell Idelkys. Poseo un ángel de la guarda humano: José Hazim Frappier.  

Nací, me crié y eduqué  en el Ingenio  Consuelo. Mis relatos son el producto de ese concierto étnico  (cocolos, haitianos, dominicanos…)  que recorre por mis venas día y noche. Existen dos imágenes en mi memoria y corazón que morirán conmigo: el humear de la chimenea de mi Ingenio Consuelo y los bellos e inolvidables atardeceres de San Pedro de Macorís.

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