ENTREVISTA DEL FINANCIAL TIMES
Schwab está orgullosa del bipartidismo en el Capitolio

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Por Eoin Callan
En Washington

Susan Schwab firmó el fin de semana pasado lo que pudiera ser su último acuerdo comercial como jefa de negociaciones de comercio del equipo del  presidente George W. Bush. El acuerdo firmado con Corea del Sur el sábado es el más grande firmado por Washington desde el NAFTA -el acuerdo de América del Norte- hace ya más de una década.

Pero la expiración de la autoridad “vía rápida” para la  promoción del comercio, horas después se signado el acuerdo, significa que la administración enfrenta lo que le queda del periodo sin el poder para sellar acuerdos comerciales y hacer que pasen por la vía más expedita en  el Congreso.

A pesar del gran revés, la posición interna de Schwab nunca ha sido más alta. Se le acredita ampliamente haber ayudado a restablecer una imagen de bipartidismo al comercio de EEUU, y ella calificó esto ante el Financial Times como su logro de mayor orgullo.

Schwab ha combatido contra lo que ella describe como “una fiebre molesta de pocos grados” en el Congreso, cuando se trata de comercio.

“El comercio siempre ha sido algo difícil de vender políticamente”, dice, pero la tarea se ha complicado más por “la proliferación de canales de televisión, canales de cable, el internet, los blogs” y “una comunicación no controlada”.

Esto ha incrementado “la capacidad de los demagogos para llegar mucho más lejos”, dice, dando así más poder al movimiento anti-globalización. Destaca, sin embargo, que la legislación de proteccionismo descarado es menos frecuente que cuando ella trabajaba por imponer el ritmo del comercio, como miembro del personal del Capitolio en los años 80.

Schwab rechaza los pedidos por un nuevo discurso sobre los costos y beneficios del comercio, al decir que los políticos y hombres de negocio tienen que subir el volumen.

La defensa de un diálogo nuevo la hizo recientemente Grant Aldonas, un ex-subsecretario de comercio, quien escribió un documento influyente que pide un reconocimiento de que la ansiedad económica estadounidenses es “real, extendida y legítima”, y que hay que abordarla como parte de la política de comercio.

Schwab dice que lo que se necesita “no es tanto un nuevo diálogo”, sino una redefinición de los principios.

Su enfoque para vender el comercio se pondrá a prueba los próximos meses, cuando trate de persuadir al Congreso para que apruebe los acuerdos de comercio pendientes con Perú, Colombia y Panamá, además del acuerdo firmado el sábado con Corea del Sur.

El destino de los cuatro acuerdos está muy lejos de llegar a ser una realidad, a pesar de las concesiones de Bush ante las demandas de los demócratas de que se incluyan condiciones más duras para el trabajo y el medio ambiente.

El fracaso en alcanzar el mes pasado un acuerdo en la ronda de Doha de conversaciones sobre comercio mundial, también oscureció las perspectivas, pues los demócratas habían condicionado una extensión de la autoridad “fast track” del presidente a un avance en la ronde del deesarrollo. Sin embargo, Schwab se muestra cautelosamente optimista de que los funcionarios de la Organización Mundial de Comercio en Ginebra todavía serán capaces de aportar el marco de un acuerdo de comercio global, y dice que ella está lista para regresar a las negociaciones.

Aldonas dice que Schwab es, en ocasiones, excesivamente combativa, una tendencia que él atribuye a su formación y experiencia política durante años en el Capitolio.

Refiere su firme enfoque de las disputas de comercio con China como un ejemplo de su diplomacia agresiva. El año pasado, EEUU inició dos litigios importantes de comercio contra Pekín, sobre los subsidios a las exportaciones y las violaciones de la propiedad intelectual.

No siempre ha resultado obvio para los observadores que ellos estarían complementando el delicado diálogo estratégico con Pekín, dirigido por Henry Paulson, el secretario del Tesoro de EEUU.

Pero las medidas agresivas recibieron premios de los grupos de negocios estadounidenses, y le aportaron a la credibilidad de Schwab en el Capitolio. “Yo creo que ella heredó una mano muy dura. Básicamente, las cosas se venían abajo y ella las agarró, y las sostuvo firmes”, dice Mack Destejer, un historiador de políticas comerciales en Washington.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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