Entuertos forenses

Entuertos forenses

SERGIO SARITA VALDEZ
El embarazo bajo condiciones naturales y normales culmina al noveno mes con el inicio de la labor de parto. El nacimiento del niño es seguido por el período denominado alumbramiento, durante el cual la placenta es expulsada de la cavidad uterina materna. En las horas y días posteriores al alumbramiento se generan contracciones espasmódicas del útero, intentando este último poco a poco retornar al tamaño que tenía antes de la preñez. Esas ondas contráctiles, tipo cólico, que rememoran los dolores del parto son los llamados entuertos. Los cuarenta y un días posteriores al parto comprenden el período de riesgo debido a que comúnmente representa una etapa vulnerable con serias amenazas de complicaciones si no se toman las precauciones y cuidados de lugar.

En la vida social de las personas se dan situaciones análogas al embarazo y al parto. El pueblo dominicano hubo de padecer un embarazo no deseado, representado por el gobierno del PRD capitaneado por Hipólito Mejía. Se trató de una preñez que se prolongó por cuatro espantosos años los cuales se caracterizaron por innumerables contratiempos, sufrimientos y amenazas. Fue necesario realizarle una operación cesárea ya que la criatura se negaba a salir espontáneamente de la matriz, en nuestro caso, el palacio de gobierno.

A pesar del alumbramiento todavía persisten los entuertos y uno de ellos se manifiesta cada vez que se menciona la frase patología forense. La práctica médico-forense fue convertida en sinónimo de bajeza, suciedad, podredumbre y asco. La sede central de dicha institución convirtió los alrededores de la zona universitaria en un ambiente insalubre con olores pestilentes irrespirables. Muchos vecinos pusieron en venta sus casas ante el asedio  de aquel asqueante panorama  asfixiante. Llovían las protestas y la única solución que el insensible gobierno les ofrecía era el traslado de semejante pocilga antihigiénica a otra comunidad. Es por ello que no debe asombrar el que ante el anuncio de construir un moderno centro para la práctica de las ciencias médico-forenses la gente de la cercanía al terreno escogido para la edificación se rebele, por cuanto se imagina, que ellos también van a vivir la horrible pesadilla que por un cuatrienio les tocó sufrir a los residentes cercanos al antiguo hospital Marión.

Lo acontecido en el área forense es una pequeña muestra representativa de lo ocurrido en todas las esferas de la vida nacional. El país fue sacudido por un maremoto que puso en situación de naufragio la nave dominicana. No escapó un solo sector productivo agrícola, industrial, bancario, importador, exportador, educativo, sanitario, intelectual que no fuera embestido por la bestia del pepehachismo.  El trauma ha dejado secuela tan grave que hay término que el solo pronunciarlo generan aprensión y temor. Ocurre algo parecido al del cuento aquel del enajenado mental que movido por el hambre se acercó a una bodega y le imploró al bodeguero que le regalara un pedazo de salchichón para con este mitigar su insoportable situación de miseria y forzado ayuno. El encargado del negocio sin inmutarse tomó una vara de madera y le entró a palos al infeliz orate. Fue tal el escarmiento del pobre enfermo mental que mucho tiempo después cada vez que alguien mencionaba la palabra salchichón el loco emprendía la huida antes de que se pronunciara la última sílaba del vocablo.

Debemos reeducar a la ciudadanía, ser pacientes y comprensivos para hacerle entender que un Instituto de Patología Forense no es un depósito ni almacén de cadáveres, que tampoco es un lugar donde se trabaja sin observar las reglas de higiene. Que se trata de un laboratorio científico donde laboran profesionales y técnicos encargados de recolectar, analizar, documentar e interpretar las pruebas de un experticio forense, que serán vertidas en un informe oficial para su posterior utilización judicial.

En ese centro se forman los recursos humanos necesarios para que el país pueda contar con una capacidad óptima para enfrentar la creciente criminalidad y violencia. También se llevan a cabo investigaciones de interés universal y se contribuye con las estadísticas de salud que tienen que ver con la morbilidad y mortalidad nacional. En ese sitio se dan cita autoridades internacionales para debatir y compartir las experiencias de los distintos pueblos del mundo. Mal podría un gobierno que pretende incentivar el desarrollo económico del país crear un Instituto que en vez de atraer lo que haga sea ahuyentar a los extranjeros que nos visitan.

Nadie sabe cuanto tiempo tardará la República Dominicana en reponerse de los entuertos creados por la salida impostergable del pasado gobierno perredeísta de Hipólito Mejía. Aún seguimos pagando con altos intereses la mala administración gubernamental 2000-2004. Mas temprano que tarde nos recuperaremos, y ya sanos de mente emprenderemos de nuevo la ruta del progreso colectivo.

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