Envejeciente en comunidades rurales

Envejeciente en comunidades rurales

El camino hacia las comunidades rurales muestra muy temprano en la mañana a envejecientes en mulas, burros y caminando que salen con su machete y su “macuto” a trabajar en el conuco.

El trabajo agrícola en muchas comunidades rurales está sustentado en la mano de obra haitiana y en envejecientes que se han mantenido trabajando a pesar de la edad porque no pueden retirarse a su casa, no reciben pensión ni protección social que le garantice su supervivencia.

La población envejeciente que se mantiene dedicada al trabajo agrícola es en su mayoría masculina pero se encuentran algunas mujeres envejecientes que trabajan en sus conucos o como echa días al igual que los hombres.

El estudio publicado por la ODH y el  MEPYD (2010) en el capítulo de cohesión social plantea la presencia de redes sociales de apoyo a la población envejeciente desde los vecinos y las vecinas, sobre todo las mujeres, el apoyo incluye elementos como los siguientes:

– Asistencia en la alimentación. Envejecientes entrevistados/as en este estudio destacan que los vecinos y las vecinas le dan dinero para la comida.

– El Fiao de los alimentos, un apoyo para envejecientes.  En otro estudio que realizamos en Los Almácigos, Santiago Rodríguez, una mujer de 78 años decía: “Ese hombre es el que me mantiene pará, él me fía siempre la comida, y si no tengo me la da”. La señora se refería al dueño del colmado que con el fiao le permitía alimentarse y no pasar hambre. La dinámica del fiao fortalece las relaciones entre el colmado y la vecindad y evita que la pobreza en algunas comunidades no se convierta en indigencia.

– Ayuda en caso de enfermedad. Las vecinas le dan seguimiento a la salud de muchos/as  envejecientes que no tienen familiares y viven solos/as.

– Manutención. Se presentan casos que son mantenidos por sus vecinos y vecinas. “Esa gente es la que me mantiene a mí, si no fuera por ellos yo estuviera muerto”.

La población envejeciente en las comunidades rurales vive en la exclusión y en el abandono. La ausencia de un sistema de pensión los mantiene en pésimas condiciones laborales trabajando como echa días o en el conuco con edades y condiciones físicas deplorables. Envejecientes mayores de 75 años con deficiencias alimentarias y de suplementos alimenticios que deberían estar jubilados y descansando salen en horas de la madrugada y regresan en las noches.

La población envejeciente se sostiene en muchas comunidades de la solidaridad y el apoyo de las familias vecinas, ayudas que fluyen de pobre a pobre.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas