Envenenando las raíces

Envenenando las raíces

Durante el período que precedió a la proclamación de la Constitución de la República muchas personas externamos nuestras críticas al proceso.  Durante el mismo señalamos que, al margen de lo bueno que tiene la Constitución, el diseño del sistema de frenos y contrapesos en ella inclinaban la balanza a favor del Ejecutivo.  Valió esto para que fuéramos objeto de múltiples críticas y hasta se nos intentó descalificar con argumentos personales.  Insistimos, sin embargo, en que a la democracia dominicana se la llevaba a una crisis importante y que, tarde o temprano, los defectos de la Constitución pesarían más que sus virtudes.

Esos análisis pesimistas se fundamentaban, entre otras cosas, en la nueva configuración del Consejo Nacional de la Magistratura.  Al incluirse al Procurador General de la República,  funcionario al que el Presidente nombra y remueve libremente, se le otorgaron dos votos al Presidente de la República y con ello se alteró de manera definitiva el equilibrio del Consejo Nacional de la Magistratura.

Además, como el Consejo Nacional de la Magistratura tiene la facultad de evaluar a todos los miembros de la Suprema Corte –incluyendo los dos que forman parte del Consejo- entonces los dos votos de estos magistrados están condicionados por la voluntad de quien maneje el mayor bloque de votos.  Como consecuencia de esto último, el Poder Ejecutivo queda en condiciones de confeccionar a su medida la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior Electoral.

Lo que es más, el Presidente devolvió al Congreso la Ley Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura con una serie de observaciones que le dan aún mayor poder en el seno de ese órgano.  Por ejemplo, el Presidente propuso que, en caso de empate, su voto fuera decisivo en el Consejo nacional de la Magistratura.  Es decir, que bajo ciertas circunstancias su voto valga por dos.

Pero lo peor es la forma en la que la Cámara de Diputados acogió estas observaciones.  En mi artículo de la primera semana de este mes comenté este despropósito y expuse las razones por las que es una violación a la Constitución.  No es necesario repetirse para señalar que la Cámara de Diputados incurrió en una grave lesión al Estado de Derecho cuando aprobó con mayoría simple las observaciones a una ley orgánica.  Esto, aunado con el contenido de las observaciones aprobadas, debilita al Congreso Nacional, al sistema de justicia y al Estado de Derecho en República Dominicana.

El Congreso afiló cuchillo para su propia garganta y creó una superpresidencia violatoria de la Constitución y de los principios democráticos que esta sustenta.  Lamentable puesto que esta Constitución nació con la promesa de una renovación democrática, pero no la han dejado florecer y difícilmente ya lo hagan.  Están envenenando sus raíces, y de un árbol con raíces dañadas nunca podrá recogerse buen fruto.

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