Epidemia de  accidentes

Epidemia de  accidentes

La cifra dada a conocer ayer por el periódico El Día espanta y sobrecoge, pues que hayan muerto 548 personas, en accidentes de tránsito, en apenas tres meses, es sencillamente demasiado. Pero lo que verdaderamente horripila y mete miedo de verdad es hacer conciencia, en medio del mayúsculo caos en que se ha convertido el tránsito, de la mano de la indolencia de ciudadanos y autoridades,  en esta media isla, de que no hay soluciones a la vista, y por vía de consecuencia tampoco esperanzas de que podamos evitar que  tantas vidas útiles  se sigan perdiendo. El accidente del pasado sábado en la carretera Sánchez-Samaná, en el que perdieron la vida 18 personas que viajaban como “pasajeros” en la cama de un camión, entre ellas ocho miembros de una misma familia, nos recuerda, de manera particularmente brutal y dramática, que hemos sido incapaces  de enfrentar una epidemia  que nos desangra,   llevando  luto,  dolor y sufrimiento a miles de familias. También ha servido para recordarnos, ese terrible accidente,  que tenemos ocho instituciones  para  regular el tránsito y que ninguna funciona; que la famosa ”revista”, que debe garantizar que  los vehículos que circulan  en las calles estén en buenas condiciones y no representen un peligro para las vidas  de sus conductores, pasajeros y peatones únicamente sirve para recaudar impuestos, y que los agentes de Amet solo obligan a cumplir la Ley de Tránsito a quienes conducen vehículos  privados, en tanto los choferes del concho,  guaguas, voladoras y patanas  tienen licencia para matar.  Pero una vez concluido  ese inventario  de falencias, recogidas  en indignados editoriales, cherchas radiales y  columnas periodísticas no ocurre  nada, simple y sencillamente porque no se hace nada para cambiar una realidad que debería llenarnos de vergüenza, salvo darnos golpes en el pecho (imaginarios, desde luego)  y enterrar, transidos por el dolor,  a los  muertos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas