Epidemia es cuando una enfermedad aparece en una población específica; se llama pandemia cuando se expande por más de un continente o todo el mundo y es endemia cuando se queda en una determinada población y vuelve cada cierto tiempo. Así podemos entender por qué aquí la delincuencia y los accidentes de tránsito se comportan como epidemias; la desintegración de las familias y la pérdida de los valores morales, con comportamientos aberrantes y horrendos crímenes que estremecen al mundo, son pandemias y por último, es endemia el enriquecimiento ilícito a expensas del erario, practicado aquí desde hace más de un siglo. Atacar estos tres elementos implica rápidas medidas de control; esfuerzos y colaboración nacional e internacional y enjuiciar ejemplarmente a los corruptos con enérgico apoyo del Gobierno y la ciudadanía.
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En mayo tendremos una nueva oportunidad para seleccionar un Gobierno con características de cirujano social, encabezado por ciudadanos que, en vez de ser puramente candidatos políticos, sean verdaderos patriotas con energías suficientes para curar al país de esas tres enfermedades.