Hoy 
Escribir un artículo como el presente en diciembre no es lo más agradable, pues en estos días la población disfruta de la tradicional fiesta navideña. Esto es cierto, pero cuando se trata de cuidar la salud de los seres humanos, los que estamos involucrados con este compromiso, no tenemos días festivos ni vacaciones.
Y es que nuestro deber sagrado, reiteramos, como médico, es tratar de prevenir las posibles desgracias que, en el campo de la salud, se nos avecinan.
La Organización Panamericana de la Salud, en su boletín del 1 de este mes, acaba de redactar una alerta epidemiológica para que los estados miembros, la República Dominicana es uno, “establezcan y mantengan la capacidad para detectar y confirmar casos de infección por virus zika, preparen a los servicios de salud ante una eventual demanda adicional en todos los niveles de atención de síndrome neurológicos, y que fortalezcan las de consulta y control prenatal. Se los insta a continuar los esfuerzos para reducir la presencia del mosquito transmisor con una efectiva estrategia de control del vector y de comunicación pública”.
En octubre, en el Congreso de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas en San Diego, California, conversamos con el director de la rama de dengue del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos.
Nos comentó que entrenaron al personal del Laboratorio Nacional de nuestro país para la detección de los serotipos de dengue, chikungunya y zika, y que contábamos con el equipo para el diagnóstico por PCR. El problema es que no sabemos porqué razón no se nos informó cuál o cuáles han sido los serotipos de dengue que han circulado en la reciente epidemia que hemos padecido.
Muy cerca. Hasta el día 1 de diciembre nueve países del continente americano confirman la circulación autóctona del zika: Chile (Isla de Pascua), Brasil, Colombia,
El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Surinam y Venezuela.
Se creía que la enfermedad por el zika, que es transmitida por la misma mosquita del dengue y la chikungunya, era más benigna, porque no manifestaba la forma grave del dengue, ni presentaba los dolores articulares tan severos y prolongados de la otra.
Sin embargo, el Centro Nacional de Enlace en Brasil informó un incremento inusual de recién nacidos con microcefalia en los servicios de salud pública y privada, demostró un incremento en la tasa observada en años anteriores a 2010, de 20 veces superior.
En noviembre fue confirmada la presencia de genoma del virus zika, a través de la técnica PCR-TR en líquido amniótico de dos embarazadas cuyos fetos presentaban microcefalia por la ultra sonografía que se les realizó.
Después, ese mismo mes, las autoridades de salud de la Polinesia Francesa informaron un aumento inusual de anomalías del sistema nervioso central en fetos y recién nacidos en 2014-2015 coincidente con el brote de zika en las islas. Ninguna de las embarazadas refirió infección, pero la IgG fue positiva para flavivirus lo que sugiere posible infección asintomática.
Las recomendaciones para nuestros países son las de establecer una efectiva estrategia de control del vector y alertar a los gineco-obstetras y pediatras en la detección de recién nacidos con microcefalia y otras malformaciones neurológicas. Poner sobre aviso, a los neurólogos para que detecten malformaciones del SNC y síndrome de Guillan-Barré y enviar las muestras al Laboratorio Nacional para la detección del virus zika por la técnica de PCR-TR entre otras.
