Episcopado quiere campaña política propositiva, no ensucie ambiente y no cause ruido ni tapones

Episcopado quiere campaña política propositiva, no ensucie ambiente y no cause ruido ni tapones

La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) demandó hoy de las organizaciones políticas realizar una campaña electoral coordinada apoyada en principios y programas llevados cabo con respeto; que promueva publicidad con sentido ecológico y que no ensucie el ambiente, saturando de afiches y letreros las calles y avenidas.

“Se ha dado inicio al proceso de la campaña y nuestra gente espera de los líderes políticos un comportamiento a la altura de un profesional de la política. Es decir, se anhela que las actividades proselitistas se desarrollen en base a los programas que ofrezcan los partidos, su posibilidad de ejecución y atendiendo a las prioridades de los problemas que afectan en su conjunto a nuestra sociedad dominicana.  Se desea una promoción publicitaria con sentido ecológico, que no ensucie el ambiente, saturando las calles y avenidas de afiches y letreros”, expresan los obispos en su mensaje con motivo de celebrarse el próximo 27 de febrero, el 172 aniversario de la Independencia de la República.

Los purpurados abogaron porque las actividades proselitistas no estén fundamentadas en promesas falsas o irrealizables, tampoco apoyadas en las dádivas que fomentan el clientelismo.

Pidieron realizar un proceso electoral en paz, con respeto del espacio y de las ofertas de los demás candidatos, abierta al diálogo y con un verdadero sentido de madurez humana y política.

 

Esta redacción reproduce “in extensa” el Mensaje de la Conferencia del Episcopado Dominicano:

Conferencia del Episcopado Dominicano

MENSAJE

27 febrero 2016

«Próximas elecciones y otras urgencias»

Introducción

Nos dirigimos a todo el pueblo dominicano, hombres y mujeres de buena voluntad, en ocasión de la Fiesta Patria de la Independencia, del 27 de Febrero 2016. Esta vez queremos dirigir un mensaje breve de cara a la contienda electoral del 15 de mayo.

En primer lugar valoramos el avance hacia la madurez que como Nación hemos tenido en nuestra democracia. Nuestro pueblo ha ido tomando conciencia de que hay que participar activamente en los procesos electorales. También, valoramos que nuestros líderes políticos sepan comportarse con la debida cordura, atendiendo las orientaciones de la Junta Central Electoral, y acogiendo posteriormente, después de la contienda, los resultados del sufragio.

Próximas elecciones. Consideraciones:

Se ha dado inicio al proceso de la campaña y nuestra gente espera de los líderes políticos un comportamiento a la altura de un profesional de la política. Es decir, se anhela que las actividades proselitistas se desarrollen en base a los programas que ofrezcan los partidos, su posibilidad de ejecución y atendiendo a las prioridades de los problemas que afectan en su conjunto a nuestra sociedad dominicana.

No es deseable una contienda política de bajo nivel, centrada en los aspectos negativos de los opositores como si quienes la realizan no tuvieran nada positivo que ofrecer de sí mismos como candidatos o como Partido; tampoco es deseable una campaña fundamentada en falsas promesas o en promesas irrealizables. Ni se espera de los candidatos ni de los partidos una promoción partidaria apoyada en las dádivas que fomentan el clientelismo. Y menos aún que desde el poder se usen los fondos públicos y los servicios que ofrece el Estado, para tal propósito.

Se desea una promoción publicitaria con sentido ecológico, que no ensucie el ambiente, saturando las calles y avenidas de afiches y letreros. Lo mismo hay que decir del ruido y del entaponamiento innecesario del tránsito que muchas veces se produce por las concentraciones en las salidas de las ciudades o en cualquier calle o avenida.

Una campaña electoral apoyada en principios, en valores y en programas, llevada con respeto y en sana coordinación con los opositores, habla mejor de la madurez política de los partidos y candidatos.

 

Exhortaciones:

Exhortamos, pues, a realizar un proceso electoral en paz, con respeto del espacio y de las ofertas de los demás candidatos, abierta al diálogo y con un verdadero sentido de madurez humana y política.

Es lamentable que con frecuencia la política es vista como un medio para el enriquecimiento grupal o personal y no como lo que verdaderamente debe ser, un servicio al bien común. Peor aún, cuando el soporte económico de los partidos, en los períodos electorales, es sustentado con dinero sucio, ya sea procedente del narcotráfico, de los juegos de azar, de empresas evasoras de impuestos, o de fondos dilapidados del Estado. Todos necesitamos una política sana, limpia de corrupción, de lavado o de robo. Tenemos un pueblo trabajador y esperanzado en un mejor porvenir. Tenemos derecho a esperar lo mejor de nuestras instituciones y liderazgo político.

Los invitamos por su propio bien y el de la Patria a no invertir en candidatos políticos pensando obtener beneficios futuros. Inviertan en sus trabajadores y en obras sociales: eso sí que pone la base de una democracia sólida, que ninguna aventura política la puede derribar.

Les exhortamos a no ser indiferentes frente al manejo de las instituciones políticas. Actuemos con la debida conciencia, digámosle no al clientelismo. Participemos conscientemente en la política,  depositemos el voto por el candidato que nos parezca mejor en principios,  en valores y en actitudes para ser un buen gobernante o un buen funcionario público. Valoremos su honestidad, sus raíces familiares, su testimonio de vida, su espíritu de servicio a la comunidad, su capacidad de administrar bien lo ajeno sin creerse dueño de lo que no le pertenece, y sus propuestas políticas.

Vayamos a las urnas con verdadera conciencia ciudadana y no nos dejemos arrastrar por la masificación o por simples prebendas. Rechacemos y denunciemos las prácticas corruptas de la compra de cédulas y cualquier otra acción fraudulenta. No vendamos nuestra conciencia a la hora de votar. Nadie se sienta obligado a votar por aquel que le ofrece dádivas. Es la conciencia la que debe determinar el voto no la retribución por una prebenda recibida o el amiguismo.

Apoyemos a la Junta Central Electoral y acojamos el resultado de los votos

Por último, hacemos el llamado que siempre hemos hecho a los candidatos a puestos electivos. Demos un voto de confianza a la Junta Central Electoral para la organización de la contienda. Apoyemos sus medidas administrativas del proceso. Seamos celosos y vigilantes de nuestra democracia.

Pasadas las elecciones, hay que respetar la decisión de la mayoría y acoger con beneplácito la decisión del pueblo expresada en las urnas. Sumémonos todos a las autoridades que resulten electas para que tengamos un gobierno que fortalezca la democracia, que sirva al bien común y que oriente el país por los mejores senderos, desarrollando la economía, fortaleciendo el sistema de salud y la educación, creando fuente de trabajo, invirtiendo en la seguridad ciudadana, mejorando nuestro sistema energético, ofreciendo mejores oportunidades a la juventud; que haga valer el imperio de la ley, y en fin, un gobierno que no incluya en su cultura política ni la corrupción, ni la impunidad, ni el soborno, ni sustente sus ingresos presupuestarios fomentando vicios que empeoran la salud social, como las bancas y juegos de azar, el exceso de bebidas alcohólicas; que actúe con transparencia y que gobierne en función del bienestar de todos.

No olvidemos la ley de Partidos Políticos

Por otra parte, pedimos encarecidamente y sugerimos que pasadas las elecciones del presente año, el Congreso se esfuerce con seriedad y responsabilidad a elaborar y aprobar la Ley de Partidos Políticos para una mayor transparencia y ordenamiento en el quehacer político y para el fortalecimiento de nuestra democracia.

Valoremos la vida

Ya sabemos, y es preocupación de todos, el crecimiento del clima de violencia que va arropando poco a poco todos los ámbitos de nuestra sociedad. En febrero del año 2009, tuvimos que dedicar nuestro acostumbrado Mensaje al análisis y reflexión de esta problemática, bajo el título “¡Construyamos la Paz! Erradiquemos la violencia y la inseguridad”. Ahora sólo queremos hacer un breve llamado de atención.

La vida que hemos recibido de Dios es un don de un valor único e incalculable. Hemos de apreciarla, cuidarla y preservarla. Sólo Dios tiene potestad sobre ella. De ahí que no podemos continuar dando muerte a nuestros semejantes o siendo indiferentes ante tanta sangre derramada por cualquier motivo y sin ninguna razón.

Llamamos la atención de manera particular al Gobierno y a los sectores de mayor poder o influencia social a hacer todo tipo de esfuerzo, y la inversión que sea necesaria, a fin de que se detenga ya esta atmósfera de violencia e inseguridad que se va tornando un tanto asfixiante. Hagamos una campaña educativa y de concienciación a todos los niveles sobre la paz, la hermandad, la tolerancia, el valor de la vida y el respeto al hermano y a su entorno y pertenencias. Invirtamos en un proceso educativo que nos ayude a todos a sentir la importancia del vivir en la paz y armonía con nuestros semejantes y con los demás seres de la creación. Todos pongamos nuestro granito de arena, especialmente en el campo de la formación de la conciencia, y comenzando por nosotros mismos, con nuestros jóvenes y niños, miremos a nuestros semejantes como un don de Dios en sí mismo que merece ser tenido en cuenta, valorado y protegido.

Reiteramos al Gobierno que debe hacer un mayor esfuerzo de inversión en los cuerpos de seguridad del Estado. Es tiempo de que se mejoren los salarios de los agentes del orden, se les ofrezca mayor capacitación y mejores equipamientos para sus labores.

Atención a la salud de los más necesitados

En la Carta Pastoral sobre la Misericordia del 21 de enero de este año hacíamos alusión a varios problemas que afectan a nuestra clase más empobrecida. Entre estos veíamos el problema de tantos enfermos desamparados y desprotegidos que no cuentan con ningún recurso económico para hacer frente a su situación de saludad. Llamamos nueva vez la atención a seguir mejorando nuestro sistema de salud, que se agilice la inclusión de todos los dominicanos en la seguridad social, que se tenga más cobertura en lo referente a las enfermedades catastróficas, que se mejoren los servicios hospitalarios y que se haga todo lo posible para que los sectores más pobres tengan acceso a medicamentos más baratos y eficientes. Que los hospitales públicos cuenten con mayor presupuesto, que sus recursos sean manejados con mayor pulcritud y transparencia para un mejor servicio a los enfermos de menos recursos, y que se mejoren los salarios de los servidores de la salud. En el mismo orden también, hemos de prestar mayor atención a nuestros envejecientes, a los niños desamparados y las madres solteras.

El respeto a la ley y nuestro sistema de justicia

Cuando miramos nuestra realidad y el comportamiento ciudadano en general, percibimos que hay muchos dominicanos que viven y se comportan con civismo y respeto a las leyes. Los hay en todos los niveles del tejido social. Gente que sabe convivir con los demás y que entiende que todos somos iguales ante la ley. Pero hemos de señalar que también hay otros dominicanos que les encanta vivir como los chivos sin ley, atropellando a todo el mundo y pasándole por encima a todo precepto y orden. Es grave y penoso cuando vemos estos comportamientos en los que tienen como tarea velar por el cumplimiento de la ley.

Un tema delicado al que hacemos un llamado particular es al sector de la justicia. Reconocemos que hay muchos jueces serios y honestos que se esfuerzan en el cumplimiento de sus sagrados deberes, respetando y aplicando la ley en el dictamen de sentencias justas. En cambio otros son una vergüenza para la institución y el país. Hay que seguir saneando tan alto poder del Estado. No podemos seguir con un poder judicial amañado a intereses políticos, ni con jueces corruptos comercializadores de sentencias. Exhortamos a los actores de este ámbito del poder del Estado a seguir depurando a jueces y fiscales que no merecen tal dignidad. Que se castigue con la debida sanción a quienes cometan faltas graves en el ejercicio de sus funciones. Necesitamos una justicia apegada a la ley y que sea la misma para todos, sin importar su condición social, económica o política.El cuidado a nuestra casa común

El Papa Francisco, con alta preocupación, ante el calentamiento global que nos afecta a todos, ha publicado una Carta Encíclica titulada Laudato Si, en la que invita a todos los ciudadanos del mundo a actuar con una verdadera conciencia ecológica y a que hagamos todos los esfuerzos necesarios para proteger y cuidar nuestra casa común que es la tierra.

Invitamos a seguir cuidando nuestros ríos, limpiando sus afluentes, forestando sus orillas, protegiendo nuestros bosques, manteniendo limpias nuestras casas, barrios, calles y avenidazas. Cuidemos nuestros animales y especies, y sobretodo respetemos la integridad del ser humano.

Dada la trascendencia de esta temática, esta Conferencia nos proponemos ofrecer próximamente una reflexión más ampliada, a la luz del documento del Santo Padre, sobre la realidad de nuestro hábitat, sobre nuestra Quisqueya, casa común de todos los que hemos tenido la dicha de nacer o vivir sobre éste nuestro apreciado terruño.

Que bajo la protección de la Virgen Santísima, nuestra madre de la Altagracia, el Padre de la Misericordia tenga compasión de nosotros, nos ilumine con la luz de su Espíritu y con la gracia de su Hijo nos ayude a construir un país más próspero, armonioso y en paz con todos.

 

Santo Domingo, República Dominicana, 27 de Febrero de 2016.

Dios les bendiga,

 

†Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez,

Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo,

Primado de América,

 

†Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez,

Arzobispo Metropolitano de Santiago de los Caballeros

 

†Gregorio Nicanor Peña Rodríguez,

Obispo de la Altagracia, Higüey

Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano

 

†José Dolores Grullón Estrella,

Obispo de San Juan de la Maguana

Vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano

 

†Francisco Ozoria Acosta,

Obispo de San Pedro de Macorís

 

†Diómedes Espinal De León,

Obispo de Mao-Montecristi

 

†Julio César Corniel Amaro,

Obispo de Puerto Plata

 

†Fausto Ramón Mejía Vallejo,

Obispo de San Francisco de Macorís

 

†Andrés Napoleón Romero Cárdenas,

Obispo de Barahona

 

†Héctor Rafael Rodríguez Rodríguez, M.S.C.,

Obispo de La Vega

 

  1. P. José Ulises Botello,

Administrador Diocesano de Baní

 

†Amancio Escapa Aparicio, O.C.D.,

Obispo Auxiliar de Santo Domingo

 

†Valentín Reynoso Hidalgo, M.S.C.,

Obispo Auxiliar de Santiago de los Caballeros

 

†Víctor Emilio Masalles Pere,

Obispo Auxiliar de Santo Domingo

 

†Ramón Benito De La Rosa y Carpio

Arzobispo Emérito de Santiago de los Caballeros

 

†Fabio Mamerto Rivas Santos, S.D.B.,

Obispo Emérito de Barahona

 

†Jesús María De Jesús Moya,

Obispo Emérito de San Francisco de Macorís

 

†Antonio Camilo González,

Obispo Emérito de La Vega

 

†Rafael Leonidas Felipe Núñez,

Obispo Emérito de Barahona

 

†Pablo Cedano Cedano,

Obispo Auxiliar Emérito de Santo Domingo