Episodios de la Independencia

Episodios de la Independencia

I
Al referirse a las condiciones materiales de vida de la población durante el período de la ocupación haitiana, Juan Bosch asegura que “a los efectos políticos de la sequía (1837) se unieron los que desataron una crisis financiera, calificada en los Estados Unidos, que parece haber sido el país donde se originó, como la depresión de 1837”, para luego agregar que “esa crisis se extendió a Europa y afectó a Francia, compradora del café haitiano, de manera que los dos países con los cuales negociaba principalmente Haití –y por tanto la parte Este de la isla– cayeron en un estado de marasmo económico que iba a reflejarse en todos los órdenes de la vida haitiana.”
Desde que la depresión económica de 1837 hizo sentir sus efectos en la vida social, económica y política del país hasta la caída del gobierno de Jean Pierre Boyer, el 13 de marzo de 1843, entre los hechos ocurridos en el territorio de la isla de Santo Domingo, los más sobresalientes fueron: el acelerado deteriorio que experimentaba el régimen boyerista, la fundación de La Trinitaria, que fue el instrumento político que en febrero de 1844 dirigió la lucha de nuestra independencia de Haití y la propaganda llevada a cabo por los trinitarios para sensibilizar al pueblo de la necesidad de independizarse, así como la originalísima política de alianzas ideada por Juan Pablo Duarte; como telón de fondo de todo ese proceso, estaban los propósitos de las grandes potencias de entonces (Inglaterra, Francia, España y Estados Unidos) de adueñarse de nuestro territorio o, cuando menos, lograr la cesión de la bahía de Samaná.
Boyer cumpliría en 1843 veintiún años como presidente de toda la isla y veinticinco como gobernante del territorio de habla francesa, pero fue en 1838 cuando su gobierno empezó a sentir las embestidas de la lucha organizada y de conspiraciones aisladas. De manera que esos acontecimientos contribuirían a corroer la zapata sobre la cual se asentaba, situación que generó la creciente impopularidad del gobierno y su derrota en las elecciones de 1841 para elegir delegados a la Cámara Legislativa haitiana: en la parte de habla española de la isla, la mayoría fueron oposicionistas.
II
El grupo de jóvenes patriotas que el 16 de julio de 1838 se reunió en la casa de doña Chepita Pérez de la Paz, en la Capital, para formar la sociedad secreta La Trinitaria, no tomó esa decisión por el hecho de que el gobierno de Boyer ordenara el cierre de las galleras –entonces la diversión nacional por excelencia- ni tampoco porque solo permitiera el juego de gallos en los campos los domingos y días de fiesta o porque limitara el pasatiempo preferido de los campesinos –la danza-.
El surgimiento de la organización a la que le tocó dirigir la lucha por la independencia nacional fue el resultado de factores que se produjeron en el país y en el exterior desde el momento mismo en que el mandatario de Haití pasó, el 9 de febrero de 1822, a dirigir todo el territorio de la isla de Santo Domingo.
La Trinitaria empezó a realizar sus tareas con un reducido grupo de hombres -nueve en total- y a los cinco años y cinco meses ya habían logrado las metas propuestas.

III
El 22 de abril de 1844, salió para Baní el general Duarte, por instrucciones de la Junta Central Gubernativa; instaló su campamento en Sabana Buey. Luego de proponerle, sin éxito, al general Pedro Santana que hicieran un ataque combinado contra las fuerzas haitianas comandadas por el presidente haitiano, Charles Herard, en Azua, Duarte no estaba dispuesto a continuar inmovilizado. El 4 de abril la Junta le pidió que regresara solo con su Estado Mayor a Santo Domingo, “donde su presencia es necesaria”.
El interesante episodio de Baní presenta el perfil militar de Duarte, pero se destacan su honradez y honestidad, muy especialmente su celo en la administración de los fondos del Erario. Para la expedición a Baní la Junta le había entregado 1000 pesos. Al regresar a Santo Domingo hizo una rendición de cuentas de sus gastos, que fueron 173 pesos. Devolvió la diferencia: 827.

IV
Juan Pablo Duarte es el padre e impulsor de la modernidad en nuestra historia republicana. En sus viajes por Estados Unidos y Europa asimiló las grandes transformaciones que se daban en esas sociedades, heredadas de las revoluciones estadounidense (1776) y francesa (1789). Él quiso que esos adelantos se aplicaran en la república que edificó. Pero no contábamos con la zapata económico-social imprescindible sobre la cual creciera el árbol de la democracia.

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