¿Era necesario?

¿Era necesario?

El Nacional, conmemorando el trigésimo octavo aniversario de servicios a la sociedad dominicana, publicó ayer tarde una foto que es una expresión clara de por cuáles motivos ocurren tantas tragedias fáciles de evitar.

La foto, de primera página, muestra a un agente de la Policía, pistola en manos, discutiendo con un grupo de choferes de los que se niegan a rebajar el precio de los peajes.

¿Qué necesidad tenía ese policía de sacar una pavorosa arma de fuego en medio de una discusión? ¿No es eso una provocación para que ocurra una tragedia?

Las respuestas a esas preguntas podría darlas la jefatura policial, empeñada en que las cosas se hagan bien.

¿Incautación?

Es loable que organismos oficiales encargados del transporte urbano e interurbano traten de que se reduzcan los precios de los pasajes.

Es sabido que hay organizaciones de choferes que se resisten a las rebajas y alegan mil y una razones para justificar esa actitud.

También sorprende que, por años, se venda gas subsidiado para el transporte de pasajeros y que se tolere a los choferes y a los sindicatos, el alza en el valor de los pasajeros cuando suben los precios de la gasolina y del gasoil.

Ahora bien, ¿tienen derechos legales los organismos oficiales, digamos la Oficina Nacional de Transporte Terrestre (OTTT), para incautar los vehículos cuyos choferes se resistan a acatar las disposiciones que fijan rebajas en los precios de los pasajes? Creemos que no.

No se le discute a la OTTT que busque la forma de cancelar rutas concedidas a los choferes violadores de medidas oficiales. Pero de ahí a incautar vehículos hay una gran diferencia.

Esos vehículos constituyen propiedades privadas que deben ser respetadas y entendemos que sólo fallos judiciales, tras debidos procesos, pueden disponer de medidas como las que se quieren implementar.

La ley entra por la casa.

José Najri

Don José Antonio Najri Acra fue un hombre que prestigió a la sociedad dominicana.

Empresario de fuste, fue un creador de riquezas, de fuentes de empleo. Jamás se sirvió de relaciones extracomerciales para establecer y desarrollar sus empresas.

Fue un trabajador incansable, un patrono decente a tiempo completo, un familiar ejemplar y un amigo a toda prueba.

Don José Antonio falleció anteayer, a los 98 años de edad, rodeado del cariño y del afecto de familiares y amigos.

Paz a sus restos y nuestras muestras de pesar a sus seres queridos.

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