Eran los meses finales del año 1976. Teníamos que ir casa por casa a decir que ya Juan Bosch no estaba en el PRD, sino en el PLD. Y había que llevar el periódico Vanguardia del Pueblo, cuya función era de educación política, más que de propaganda. Los fines de semana, se realizaban los llamados esfuerzos concentrados, a veces, para distribuir el periódico, otras veces, para organizar nuevos militantes, y en otras ocasiones salíamos con un jarro pidiendo dinero para el partido por las calles de los barrios. A mí me tocaba Villa Juana y Villa Consuelo, del entonces comité Intermedio Juan Núñez Mieses, frente al mercado de ese último barrio. Leonel Fernández era el jefe de mi brigada. A mis escasos 15 o 16 años, me tocó el honor y el privilegio de ser parte del Círculo de Estudios de Leonel.
Lo cierto fue que para la Navidad de ese mismo año, recuerdo que Leonel me llevó a una fiesta navideña que se hacía ese comité intermedio, y allí estaban los fundadores del PLD. Era el tercer aniversario del partido. Y se hacía una tertulia navideña. Y allí me presentó a Juan Bosch, quien me dijo que yo era el más joven de todos los peledeístas. Don Juan se impresionó de mi edad, y sobre todo porque le dije que me gustaba escribir poesía. Me pidió que le llevara algunas y que le visitara. Desde entonces, comenzó una relación, cuyos detalles narro en el libro Mi Amigo Leonel, que me marcaron para toda la vida hasta que conocí a Cristo.
Con el derrumbe del muro de Berlín y la caída de los principios ideológicos de entonces, después entendí que se produjo un vacío ideológico a nivel mundial y eso repercutió en el PLD.
Hubo un cambio de principios y de paradigmas. Y ya el camino de la revolución social, de la transformación revolucionaria, fue cambiando.
Ya el principio de servir al partido para servir al pueblo fue evolucionando de tal modo que el PLD pasó a convertirse en una maquinaria electoral, tan grande que ahora para elegir a miembros del Comité Central votaron unos dos millones y medio de dominicanos.
Algunos discípulos le preguntaron a Jesús, si podían estar al lado izquierdo o a la derecha, como si quisieran asegurarse lo suyo. Pero Jesús les dijo que ellos no sabían que lo que pedían. Y les dijo que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo, como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate de por muchos. (Mateo 20:26-28). Juan Bosch, seguramente, retomó ese principio bíblico y lo llevó al partido. Se llegó a sacrificar familia, estudio, trabajo y hasta se daba la vida por servir al partido y al pueblo. Al ver lo que ocurre ahora, uno ve que eso era en otros tiempos.