Eric Rohmer en la Cinemateca Nacional

Eric Rohmer en la Cinemateca Nacional

PAVEL LEREBOURS
La Cinemateca Nacional presenta esta semana una interesante muestra del realizador francés Eric Rohmer. Comenzando hoy y continuando hasta el domingo14, el ciclo presentará cinco películas del afamado director.

Jueves 11, 8:00 p. m., ‘La rodilla de Claire’ 1970 – 105 min.

Viernes 12, 8:00 p. m., ‘La coleccionista’ 1966 – 105 min.

Sábado 13, 8:00 p. m., ‘Paulina en la playa’ 1983 – 94 min.

Domingo 14, 6:00 p. m., ‘Cuento de primavera’ 1989 – 102 min.

Domingo 14, 8:00 p. m., ‘Cuento de invierno’ 1992 – 114 min.

LA NOUVELLE VAUGE

Eric Rohmer es uno de los directores que dieron forma a una nueva visión de lo que debía ser el cine francés en un movimiento más dinámico denominado Nouvelle Vauge o Nueva Ola.

Durante los años 50 se produjo un movimiento crítico en Francia promovido por los periodistas de la revista Cahiers du Cinéma, fundada en 1951 por André Bazin. En esta revista se atacaba sobre todo al cine francés que se venía practicando durante esos años en donde tenía una gran importancia el cine basado en adaptaciones de grandes obras literarias.

 Para los críticos de esta revista, entre los que se encontraban Francois Truffautt, Jean-Luc Godard, Claude Chabrol y Eric Rohmer, la obra de autor debe ser lo más importante, y para ello el director debe llevar a la pantalla los temas que a él le interesen y los filmará en la manera en que crea conveniente sin darle ninguna importancia a las formas de narrativa clásica.

El cine, además de imágenes puede servir también para expresar ideas, al igual como expresan en la literatura. A partir de esta concesión, la expresión de ideas y pensamientos sin ataduras de realización, estos jóvenes hacen lo que se llama un cine de autor. Las primeras películas de la Nouvelle Vauge datan de 1957 y 1958, siendo las más relevantes de esa primera etapa ‘Los cuatrocientos golpes’ de Truffautt y ‘La gran escapada’ de Godard.

HUMANO, SENCILLO Y REFLEXIVO

Aunque los más afamados fueron Truffatt, Godard o Chabrol, es Eric Rohmer con su cine personal el que mejor encarnó esa nueva idea cinematográfica, incluso perdurándola en el tiempo. Cuando todo el mundo dio por muerto el movimiento en el año 1968, Rohmer se ha mantenido fiel al principio de la producción independiente. En sus películas lo más importante es la historia, los personajes, y el conflicto permanente de la vida humana; todo ello en un contexto que determina la existencia de los mismos.

El imaginario de Rohmer lo conforman las insistentes alusiones a relaciones entre personas de diferentes generaciones, los juegos sensuales y sexuales que entre adultos y jóvenes se observan. Todo ello lo plasma asiduamente en contextos casi idénticos: las casas alejadas de las multitudes suelen ser el lugar donde se desarrollan casi todas sus películas, lo que facilita sus rodajes en exteriores de gran belleza natural. No obstante, no son las imágenes lo que obsesiona a Rohmer, sino los pequeños detalles y la gente corriente en su vida cotidiana y muy particularmente en sus relaciones amorosas.

Las realizaciones de Rohmer son historias simples y directas, centradas muchas veces en mujeres. Sus personajes hablan constantemente, como si intentaran explicar al espectador sus paradojas, su contradictoria psicología, su lucha entre el deseo y la realidad de la vida en sociedad. Hay incluso quienes llaman a sus realizaciones como “películas de conversaciones”. A sus 84 años, Eric Rohmer se mantiene tan activo como al inicio de su carrera, manteniendo el valor de un cine humano, sencillo y reflexivo.

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