Todo aquel, que de una forma u otra se encuentra involucrado en la actividad política, ha de entender, que ésta se utiliza como el medio para acceder al poder y, por ende, se vive una lucha constante para mantenerse ejerciéndolo, tomando en cuanta siempre las guerras que germinan en pleno ejercicio.
Es un proceso que no está siendo asimilando ni analizado en el oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), donde algunos de sus dirigentes han optado por romper en mil pedazos la disciplina que durante años ha sido buque insignia de esa organización, asumiendo posiciones adversas a las decisiones de su propio gobierno, lo cual ha empezado a ser visto como una especie de oposición desde adentro.
Desde hace unos meses hemos visto, cómo la lucha grupal, si, grupal, aunque muchos quieran negar que no existen grupos ni tendencias en el PLD, los hay, los que obedecen a los lineamientos del presidente del partido, Leonel Fernández y los que responden al presidente de la República, Danilo Medina. Unos de forma agresiva y desafiante, y otros con diplomacia, pero se han estado haciendo mucho daño, lacerando hasta las relaciones personales entre ellos.
Entre tantos dimes y diretes expuestos en escenarios que no son los habituales en el partido morado, mucho menos los medios de comunicación, ejemplo reciente, 17 diputados que siguen al presidente Fernández se destapan con una abstención de su voto a la solicitud de creación de una comisión para investigar los contratos del Gobierno Dominicano con las empresas de Joao Santana, bajo el argumento de darle una lección al sector del presidente Medina y una forma de enviarle un mensaje al presidente de que “ellos están ahí”.
Totalmente errada la estrategia de atacar y presionar al Gobierno, que al final es el Gobierno que encabeza el partido que los llevó en su boleta electoral para que hoy sean legisladores, lo que, quizás no hubiesen podido lograr muchos de ellos en otras organizaciones. Eso de jugar a la oposición desde adentro del mismo PLD, afecta directamente la imagen del partido morado ante la sociedad, esa a la que en menos de dos años tendrán que pedirle nuevamente el favor de permitirle dirigir la cosa pública.
¿Podrían lograrlo cada quién por su lado? Difícilmente, ambos grupos se necesitan si en sus intenciones aún se mantiene el interés de permanecer en el poder más allá del 2020. A diferencia de hace un año, la gente ha comenzado a evaluar otras posibles opciones, y esto debe llamar a reflexión a los principales líderes del partido de la estrella amarilla.
Recordemos aquella frase tradicional de la política dominicana que reza “Al PRD solo le gana el PRD”. Sería muy inteligente despertar de la embriaguez de poder en la que se encuentran ciertos peledeistas de ambos grupos, de lo contrario en el 2020 “El PLD terminará derrotando al propio PLD”.