Errónea conducencia hospitalaria

Errónea conducencia hospitalaria

A Rafael Torres (Pingüino), un diestro tamborero, es hombre de escasísima estatura, y gran sentido del humor.

    El músico formó parte del elenco del desaparecido programa televisivo Punto Final, que por los canales de Color Visión dirigió el inolvidable Freddy Beras Goico, y en el cual laboré.

    Pingüino tenía a su cargo la percusión en el conjunto musical que amenizaba el programa, dirigido por el compositor y arreglista Víctor Taveras.

    Las ocurrencias del caballero de la casi inexistente anatomía eran celebradas con risas estridentes por sus compañeros, especialmente durante los recesos en el camerino del canal.

    Una noche relató que un conocido cantante le hirió los orificios de su nariz al disparar desde  escasa distancia una silenciosa ventosidad surgida de las vías digestivas, durante la interpretación de un romántico bolero.

   El músico manifestó que le chocó sobremanera el contraste surgido entre la bella letra de la canción, y la hediondez de la emanación intestinal del intérprete, más poderosa debido al enanismo de la víctima olfativa.

    Decía Pingüino que tuvo una novia de elevada estatura, a la cual le pedía que se sentara cuando deseaba prodigarle amorosos besos.

    Manifestó que felizmente la relación no culminó en matrimonio, porque su pareja iba a verse obligada a cargarlo, cuando entraran a la habitación del hotel donde iniciaran la luna de miel.

    El golpeador de tamboras y otros instrumentos musicales de percusión nunca discutió con su espigada pareja, temeroso de que ésta, de carácter violento, le aplicara una patada en la cabeza, lo que hubiera logrado sin levantar mucho las piernas.

    Con el relato que más hilaridad ha provocado el simpático personaje es el relacionado con un accidente que sufrió cuando, conduciendo una motocicleta,  con quince años de edad, y sin barba ni bigote, fue chocado por un camión.

    El diminuto motorista salió disparado con el impacto, perdiendo el conocimiento al caer sobre el asfalto de la calle.

    El conductor del camión cargó la motocicleta, depositándola en la cama de su vehículo, y colocó a Pingüino a su lado, en el asiento delantero, dirigiéndose de inmediato hacia un hospital infantil de la ciudad de Santiago, donde ocurrió el accidente.

    Una vez colocado en la camilla de la unidad de emergencia, la joven médico de turno se acercó al accidentado, y comenzó a liberarlo de su vestimenta.

    Pero al contemplar la zona genital del afectado, y visiblemente coloreado su rostro, se volvió hacia una de las enfermeras.

    -Aquí hay un error- dijo, en voz baja- este paciente no es para un hospital infantil.

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