Error del “maire” de La Limonade

Error del “maire” de La Limonade

Tuve la dicha de ser invitado a acompañar al Presidente Fernández a la inauguración de la Universidad Estatal de Cabo Haitiano, en un brillante acto en el que el Jefe del Estado dominicano demostró nueva vez por qué está años luz delante de los demás políticos criollos al decir un conceptuoso discurso en francés que arrancó más aplausos del público que cualquier otro.

A la universidad, donada por los dominicanos a un costo de US$30 millones, allá le han puesto a mi juicio un desafortunado nombre: Henri Christophe, héroe haitiano que tras el asesinato del sucesor de Toussaint Louverture, Dessalines, en 1806, fue electo presidente de Haití y luego rey del norte de Haití con Cabo Haitiano como capital.

Henri I murió en 1820 a los 53 años, dos antes de la ocupación haitiana del 1922, pero en nuestra historia es de triste recordación como un fierísimo oficial de Toussaint, quien lo hizo general en 1802. Durante su guerra contra Francia, que fue librada en toda la isla dada la ocupación francesa de la parte española, a Christophe se le atribuyen horrendos crímenes como el degüello de mujeres y niños, el incendio de iglesias y aplicar una política de “tierra arrasada”. 

Podría intentar excusársele arguyendo que peleaba heroicamente contra Francia para ganar, como lo hicieron, no sólo su independencia sino también la abolición de la esclavitud.

Pero he aquí que Christophe, hecho monarca en 1911, con el título completo de “Henri I, por la gracia de Dios y de la Ley constitucional del Estado, Rey de Haití, soberano de las islas de la Tortuga, Gonaive y otras islas, destructor de la tiranía, regenerador y benefactor de la nación, creador de sus instituciones morales, políticas y guerreras, primer monarca coronado del Nuevo Mundo… (¡sigue!)”, intentó re-establecer la esclavitud y dividió su país en dos. Precursor de Trujillo, a su capital la renombró Cabo Henri.

Disgusto aparte, sin dudas se inicia una nueva era de la relación dominico-haitiana para mérito de Fernández.

No tengo espacio para seguir y debo contarles del error del alcalde de La Limonade. En su discurso atribuyó a Duarte haber dicho que “la isla es una e indivisible”. Lo que Duarte dijo fue que los dominicanos seremos independientes separados de Haití o se hunde la isla. O sea, seguimos amistados o hasta hermanados pero separados, ¡o nos fuñimos todos!

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