Error Obama fue ser demasiado prudente en tiempos de temor

<P>Error Obama fue ser demasiado prudente en tiempos de temor</P>

Martin Wolf
Figúrese que la elección presidencial de Estados Unidos de 1932, de hecho tuvo lugar en 1930 en una etapa temprana de la Gran Depresión. Figúrese también, que Franklin Delano Roosevelt había ganado en ese entonces, aunque no a causa del desliz de 1932. Cuán diferentes deben haber sido los eventos subsiguientes. El presidente debe haber vigilado inútilmente mientras colapsaban la producción y el empleo. Las décadas de dominio democrático podían no haber sucedido.

En tales ocasiones la rueda de la historia cambia. Pero esta vez fue diferente: la crisis envió a Barack Obama al poder cerca del inicio del colapso económico. Yo (entre otros) entonces discutía que la política necesitaba ser considerablemente agresiva. Desgraciadamente, no lo fue.

Yo expresé el 4 de febrero de 2009, al inicio de la nueva presidencia que: “En vez de un aplastante estímulo fiscal, lo que estaba emergiendo era demasiado pequeño, demasiado derrochador y demasiado mal enfocado”. Una semana más tarde, yo pregunté: “¿La presidencia de Barack Obama realmente fracasó? En tiempos normales, ésta sería una pregunta ridícula. Pero estos no son tiempos normales. Son tiempos de gran peligro. Hoy, el nuevo gobierno de E.U. puede renegar la responsabilidad de su dilapidación; mañana, la poseerá. Hoy, este puede ofrecer soluciones; mañana este se volverá el problema. Hoy, está en control de los acontecimientos; mañana, los acontecimientos tomarán control de éste. Hacer muy poco es ahora bastante más arriesgado que hacer demasiado”. Esto es correcto.

La dirección política no era la equivocada: los legisladores, aunque no todos economistas, habían aprendido bastante de la década de los 30. La gente sensible sabía que se necesitaba una agresiva expansión monetaria y fiscal, junto a la reconstrucción del sector financiero.

Pero, como ha dicho Larry Summers, jefe asesor económico de Obama: “Cuando los mercados se exceden, los legisladores deben excederse también”, Desafortunadamente, la administración fracasó en seguir su excelente consejo. Ésta ha permitido que los oponentes aclamen que la política ha sido inefectiva cuando ésta simplemente ha sido inadecuada.

En consecuencia, la administración ha perdido credibilidad con el público y han desaparecido las oportunidades de una renovada expansión fiscal. Con la Reserva Federal cautelosa también, es alta la posibilidad de un largo y pesado periodo de débil crecimiento y de fuerte desempleo. De modo que, también están las oportunidades de una fricción política local y mundial.

Es cierto, la idea de que las políticas adoptadas en los últimos meses de la administración de Bush y los primeros meses de ésta fueron bastante mejor que nada, es insólitamente controversial en E.U. Un informe reciente suscrito por Alan Blinder, anterior vicepresidente de la Fed, y Mark Zandi de Moody’s, argumenta que tales críticas son erradas. Ellos usan un modelo macroeconómico estándar para evaluar lo que habría sucedido sin ninguna intervención, ni las intervenciones financieras (incluyendo la política monetaria) y tampoco la acción fiscal. Ellos concluyen que el pico hasta el descenso en el producto interno bruto habría estado cerca de un 12% con ninguna respuesta política, en comparación a un actual declive de sólo un 4%. Similarmente, la tasa de desempleo habría llegado a su punto más alto en 16.5%, en vez del actual 10%.

El mayor colapso también habría implicado un déficit fiscal de $2,600 millardos en el año fiscal 2011. El resultado es también desastroso con la modesta respuesta fiscal, pero ninguna respuesta política financiera. Ésta es un poco mejor que cualquier otra forma.

La implicación  de que el modesto paquete de estímulo de febrero de 2009, un simple 5.7% del producto interno bruto del 2009, se extendió por varios años e hizo que una positiva contribución fuera apoyada por el análisis de la Oficina de Presupuesto Congresional, que argumenta que en el 2010 el producto interno bruto de E.U. estará entre 1.5% y un 4.1% más alto y la tasa de desempleo oscilará entre 0.7 y 1.8 puntos porcentuales más bajo, como resultado del paquete.

Los neoludistas que creen que la economía privada está siempre en equilibrio, a menos que los gobiernos intervengan, no están de acuerdo. Yo deseo que haya alguna forma de usar este experimento sin afectar a cientos de millones de personas. Pero yo encuentro que la idea que admite el colapso de gran parte del sistema financiero, evitando la poco convencional política monetaria y luchando para cerrar el vacío fiscal, habría sido consistente con una recuperación más rápida y sostenida bastante extraña.  No obstante, llega una fascinante perspectiva de las comparaciones con lo que ha sucedido en otros países avanzados. La recesión en la producción de E.U. (y en la demanda) ha sido relativamente pequeña, pero el declive en el empleo ha sido excepcionalmente largo como resultado de un aumento extraordinario en la productividad de E.U. Este contraste entre lo que le sucedería a la producción y lo que le sucedería al empleo fue evitado en el análisis inicial el estímulo de la Oficina de Presupuesto Congresional. Desde que E.U. fue el epicentro de la crisis financiera, el relativamente pequeño declive en la producción es notable. Además, desde que el estímulo monetario resista directamente sobre la demanda y la producción, no los empleos, este es un éxito político. Al mismo tiempo, el arrebato con el cual los directores de E.U. despidieron a los trabajadores fue también extraordinario. Sin duda, algunos de estos ocurrieron debido al colapso en el sector de la construcción. Pero algunos de estos deben ser a causa del alivio con el cual las compañías de E.U. pueden despedir a los trabajadores y los incentivos para que los directores mantengan los ingresos en una depresión a expensas de los empleos.

Está  sur giendo el debate sobre cuánto el aumento en el desempleo es estructural. Mi respuesta, según la experiencia europea, es que una forma de asegurar que este se vuelva estructural es dejarla desaparecer. En el corto plazo, la forma más simple de prevenir que eso suceda es expandir la demanda y así la producción. Todavía, desgraciadamente, la Fed parece haber decidido dormirse y la administración ha perdido la iniciativa.

¿Entonces que es lo que sucederá? Yo asumo que, después de las elecciones, los renacientes republicanos ofrecerán nuevos recortes fiscales e ignorarán los déficits fiscales. Ellos pretenderán que esto no tiene nada que ver con ningún estímulo injuriado, a pesar de que sea la misma cosa: incrementar los déficits fiscales con lo cual se compensa la frugalidad privada. Eso pondría a la administración en el punto central. Ésta tendrá que elegir entre vetar los recortes de impuestos y aceptarlos, permitiendo así que los republicanos consigan crédito para su (“yate y mansión”) recuperación.

La cifra

12% habría caído  el  producto interno bruto de Estados Unidos si no se hubieran tomado ninguna respuesta política. El PIB tuvo un declive actual de 4%. También la  tasa de desempleo habría llegado a  16.5%.

Negocios de una vida: acciones de alta capitalización en E.U.

Ben Miller.  FT.  La opinión común parece ser que el débil mercado de acciones refleja un debilitamiento de la economía.

Pero pensamos que lo opuesto es más probable: el débil mercado de acciones está causando que la economía se debilite.

No es una sorpresa que los últimos números de la confianza en el consumo en E.U. fueran tan pobres; con el mercado de acciones habiendo caído tan bruscamente desde finales de abril, precisamente deberían ser de otra manera.

Usando la perspectiva para que la economía pronostique la dirección del mercado de acciones, el cual lo que más parece hacer es ver las cosas en la forma equivocada.

El comportamiento del mercado de acciones pronosticará el comportamiento de la economía futura. El declive del mercado de finales de abril dio aviso de los flojos números económicos que ahora se están reportando, de la misma manera que el inicio de la recuperación del mercado en la primavera del 2009 predijo el comienzo de la recuperación que ahora está en camino.

Todos los mercados se tratan de expectativas y la pregunta crítica para los inversionistas es siempre, ¿qué se descarta? ¿Están las expectativas reflejadas en los muy altos precios del mercado, o en los demasiado bajos? Un indicio sería observar las acciones financieras. Las financieras tienden a guiar el mercado, tanto en aumento, como en declive.

Ellas han sido las líderes del mercado fuera del fondo que tocaron en marzo del 2009, y cuando llegaron a su nivel más alto en el 2007 antes del mercado. Llegaron a su pico dos semanas antes del mercado de abril y lo han guiado en esta dirección.

Si las financieras comienzan a actuar mejor, el mercado podría seguir; y si se debilitan, entonces al mercado es posible que no le vaya tan bien.

Las financieras en particular y el mercado en general, han sido plagadas de una variedad de preocupaciones desde abril, cuando las preocupaciones sobre la situación financiera griega condujeron a una preocupación más generalizada acerca de la deuda soberana. El derrame de petróleo de BP, Goldman Sachs entrando bajo el fuego de la Comisión de Intercambio y Valores, el implacable aumento del oro, la creación del proyecto de reforma financiera, el espectro de mayores impuestos, a medida que expiraban los recortes fiscales de Bush, todo pesó en el mercado durante este desvanecimiento.

Decir que ellas causaron la desvalorización del mercado, es una exageración. “¿Qué hará el mercado de acciones, Sr. Morgan? Alguien preguntó a JPMorgan hace cien años atrás. “Fluctuar”, se dice que él replicó. Eso es lo que los mercados hacen, y a finales de abril después de ocho semanas consecutivas en una posición más alta, la corriente fue interrumpida.

Las noticias son siempre una mezcla de lo positivo y lo negativo. Cuando los mercados decaen, la gente señala las noticias negativas; y cuando estos incrementan, las noticias positivas se enfatizan.

Editado por HOY.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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