En economía un error o una decisión equivocada tienen efectos y consecuencias inmediatas. Su rectificación puede llevar años.
Las crisis son inevitables; son, de facto, el “modus operandi” del sistema capitalista. En él para controlarlas o encausarlas los expertos y el gobierno se mueven ineludiblemente en una batería de recursos alternativos provenientes del mercado o del Estado. Depende qué era lo que prevalecía cuando estalló la nueva crisis y la política económica que se derive durará hasta la próxima gran crisis en que se recurra de nuevo a la “alternativa”.
La advertencia que acaba de enviar a sus clientes el HSBC sobre una eventual profundización de la crisis ha encendido las luces rojas. En primer lugar recuerda que el incremento salarial afectó el nivel de ganancia corporativo, que el nivel de productividad en EE.UU. sigue siendo bajo, que hogares y empresas pierden confianza – uno de los efectos más peligrosos en una economía es cuando prevalece la incertidumbre – y que ello llevará a una “burbuja de equidad” con derrumbe de las acciones. Vendrían incumplimientos y se nos encimaría otra recesión, o mejor la profundización de la que venimos sufriendo. Para Warren Buffet los activos bursátiles están sobrevalorados; según Bill Gross, principal gestor de bonos del mundo, “el mercado alcista de los bonos… llegará pronto a su fin”. Robert Shiller, Nobel de Economía, considera que los bonos se encuentran en niveles “irracionalmente altos” y que la “burbuja del mercado de bonos amenaza con desplomarse y arrastrar a todo el mundo”.
Una de las grandes preocupaciones latentes es sobre si la Reserva Federal estadounidense – su banco central – incrementará rápidamente sus deprimidas tasas de interés, con lo que repetiría “los errores del Banco Central Europeo en 2011 y el Banco del Japón en el 2000”. Para muchos la Reserva Federal no tiene más opción que mantener deprimida sus tasas de interés por lo menos dos años más. ¿Lo hará?. Podría ser el detonante de lo que algunos han bautizado como “tsunami financiero” para el cual, aseguran, no hay margen de maniobra. El horizonte es nebuloso donde importantes analistas visualizan que la amalgama de fragilidad económica, baja productividad, débil demanda y escasa inversión y la interacción entre todos esos factores con un agudo endeudamiento constituyen una bomba de tiempo cercana.
El Informe Perspectivas Económicas Mundiales del Grupo del Banco Mundial coincide en que un aumento de las tasas de interés por la Reserva Federal agudizaría la inestabilidad de los mercados y contraería los flujos de capital hacia economías emergentes. Increíble, pero para el Economista Jefe del Banco Mundial el despegue de EE.UU. sería de terribles consecuencias para el mundo en desarrollo. Éste se encuentra también afectado por la caída de los precios de sus bienes exportables, la contracción de la demanda de los mismos con una contracción del comercio internacional.
Hace unas pocas semanas el mismo FMI advirtió que “un pequeño accidente – entiéndase error – provocaría la mayor crisis financiera de la historia”.