Es baja la bancarización receptores de remesas

Es baja la bancarización receptores de remesas

Por MARIO MÉNDEZ
La República Dominicana está entre los países con menor porcentaje de remesas canalizadas a través de los bancos, según el informe Flujos Internacionales de Remesas: costo, competencia y acceso financiero en América Latina y el Caribe, ordenado por el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (FOMIN).

El estudio también revela que la República Dominicana está entre los países en que mayor reducción se ha logrado en el costo de envío de las remesas a partir del 2001, aunque todavía ese costo está entre los más altos de la región.

De acuerdo al informe, las remesas que se envían a través de los bancos representan en la República Dominicana el 39.1% del total.

De trece países seleccionados en el estudio para esta muestra, en ocho países el nivel de remesas enviadas a través de los bancos es mayor que en la República Dominicana. Sólo en cuatro: Jamaica, Guatemala, Nicaragua y Guyana, ese porcentaje es menor.

En cambio, la República Dominicana está entre los cinco países con mayor porcentaje de remesas enviadas a través de las remesadoras, con un 48.2 por ciento del total. En ocho países el porcentaje de remesas canalizadas a través de estos intermediarios es significativamente inferior.

En cuanto al costo del envío de 200 dólares, el estudio indica que para el año 2005 en la República Dominicana era de 6.4 dólares, mayor al costo en diez de los catorces países seleccionados y menor al prevaleciente en tres países, que son Haití, Jamaica y Cuba, país este último donde rige el costo mayor, de 12 dólares.

Según el estudio, el costo promedio de las remesas de los Estados Unidos a América Latina y el Caribe ha caído en casi dos tercios en los últimos seis años, ahorrándoles a los emigrados y sus familias miles de millones de dólares.

Sin embargo, la investigación también muestra que una mayoría de los emigrados latinoamericanos y sus familias en sus países de origen aún están excluidos del sistema financiero formal, y por ende de los servicios y oportunidades a los que tienen acceso las personas de mayores ingresos en la región.

El informe International Flows of Remittances: Cost, Competition and Financial Access in Latin America and the Caribbean – Toward an Industry Scorecard, (Flujos internacionales de remesas: costo, competencia y acceso financiero en América Latina y el Caribe – hacia un marcador para la industria) fue realizado por encargo del FOMIN por una de las principales autoridades mundiales en mercados de remesas, el investigador Manuel Orozco del centro de estudios Inter-American Dialogue con sede en Washington.

Desde que el FOMIN comenzó a trabajar en el tema de las remesas en el año 2000 el costo promedio de girar 200 dólares desde los Estados Unidos a América Latina ha caído de más de 15 por ciento a alrededor de 5,6 por ciento, mayormente debido a la competencia entre proveedores de servicios.

Para el gerente del FOMIN, Donald F. Terry, esa reducción implica que el año pasado los emigrados de esta región y sus familias se ahorraron unos 5.000 millones de dólares más que si los costos de las remesas hubiesen permanecido en sus niveles de principios de esta década.

“En tan sólo seis años América Latina y el Caribe pasó de ser uno de los mercados de remesas más caros del mundo a ser uno de los más accesibles. Si bien aún hay margen para mayores reducciones, los números señalan que el costo ya no es el tema central”, agregó Terry.

En el 2005 la región recibió remesas por unos 53.600 millones de dólares, de los cuales casi tres cuartas partes llegaron de los Estados Unidos. La mayoría de estos recursos fueron a hogares de escasos recursos para cubrir gastos diarios pero algunas familias han logrado ahorrar o invertir algo de ese dinero.

“Se podría hacer mucho más para apalancar estos recursos, particularmente para brindarle a las familias transnacionales acceso al sistema financiero formal. Pero aún existen ciertos prejuicios culturales, una falta de productos y servicios adecuados y obstáculos legales y  regulatorios que impiden que la gente pobre sea bienvenida en el sector financiero, dijo Terry al momento de divulgarse el informe.

Según la investigación, 54 por ciento de las remesas son distribuidas en bancos, cooperativas de crédito, instituciones microfinancieras y otras entidades autorizadas para tomar depósitos. Esto significa que todos los meses unas 10 millones de personas concurren a agencias bancarias para buscar sus remesas pero poco se hace por convertirlas en ahorristas.

“De hecho, los bancos en América Latina se comportan casi como las bodegas”, acotó Terry. “En la mayoría de los casos sólo fungen como agentes de las empresas de transferencias de dinero en lugar de aprovechar la oportunidad para ofrecerles servicios de depósitos a los clientes de remesas”.

Publicaciones Relacionadas