POR MARIO MÉNDEZ
La opinión favorable que tiene la población dominicana sobre las acciones del gobierno en la lucha contra la inseguridad ciudadana es una de las más bajas entre los países de América Latina, según un trabajo que aborda el alto costo económico y social que genera este problema.

El trabajo, presentado a finales del pasado año por Patricio Tudela, con un PHD, revela que la opinión favorable sobre el papel del gobierno en esta materia está por debajo del promedio de América Latina, y se redujo en el año 2006, con relación al 2005.

Entre los impactos que tiene la delincuencia, el trabajo de Tudela, de la policía de investigación de Chile, resalta que aumenta los costos de la inversión y aumenta la desigualdad, ya que los ciudadanos de mayores ingresos pueden “comprar” seguridad, cosa que no pueden hacer los de bajos ingresos.

Además, plantea que la delincuencia, después de la pobreza y la desigualdad, constituye la más importante amenaza a la consolidación de la democracia.

Además, advierte que el aumento de la delincuencia hace más costosa la investigación y provoca una desviación de recursos públicos y privados.

El trabajo aboga por cambios en la forma de combatir el problema, haciendo énfasis en la construcción de capital social y en el desarrollo de la prevención a través de la integración comunitaria.

Según lo planteado por Tudela, la envergadura del problema de la inseguridad no radica sólo en los índices y tasas de criminalidad y violencia, en los indicadores de percepción de temor o en los costos del delito.

“Es fundamental enfocarse en la forma en que se está abordando el problema y mirar la capacidad y tipos de respuestas desde los gobiernos y las instituciones responsables”, explica.

Explica que la inseguridad ciudadana es un campo de actuación emergente, que debe ganarse un espacio e identidad en el contexto de las políticas públicas.

“Una evaluación general enseña que las distintas intervenciones no están alcanzando los resultados o que estos no perduran en el tiempo, y no parece recomendable intentar hacer más de lo mismo”, agrega.

Considera que la inseguridad, como todo objetivo humano y social, no se construye aisladamente del resto del sistema socio-estatal.

“Es un fenómeno multicausal y multifacético. No tiene una única fuente de origen. En consecuencia, tampoco admite una respuesta mono-factorial de corte policial y judicial (exige estrsategas e intervenciones complementarias”, subraya.