Es imposible que pueda ganar la elección la persona, o grupo, cuyos simpatizantes hayan anotado menos miembros, frente al candidato que tiene mayor número de inscritos en un padrón cerrado.
La lógica matemática enseña que dos más dos, son cuatro y no hay forma de revertir, pervertir, esa situación, si todos están atentos al desarrollo de las votaciones.
En una elección donde solo votan las personas inscritas en la lista, donde se consignan sus nombres y datos que los identifiquen, se aplica el refrán que reza: “Quien tenga más saliva comerá más hojaldres”.
Se puede jugar a la percepción, comprar espacios en las redes sociales, comprar medios, influir en el modo de escribir y decir de periodistas, y de quienes no lo son; se puede jugar a las encuestas, que ahora se supone favorecen a quienes públicamente las pagan. Pero no se pueden aumentar los inscritos en el padrón, debido a que hace tiempo que fueron cerradas las inscripciones. Ya no se aceptan más.
Quienes pidieron, demandaron, exigieron, padrón cerrado para las primarias del Partido Revolucionario Moderno, tenían que hacer lo que hizo Hipólito Mejía: ir al campo, buscar los votos inscribiendo un mayor número de personas para que acudan a depositar sus votos por la candidatura del expresidente de la República.
De manera sistemática el equipo del H20, como se identifica la corriente de Hipólito en el Partido Revolucionario Moderno, se dedicó a visitar a todos los conocidos, miembros y simpatizantes de Mejía.
Como resultado de ese trabajo de campo, sistemático, constante, dedicado, bien afinado, el H20 inscribió, legalmente, más gente que los grupos que postulan a otros candidatos.
Por supuesto, como una cosa piensa el burro y otra quien lo está aparejando, se presenta esta situación interesante: la inscripción se realizó en el hogar, en el lugar de trabajo, en el lugar de estudios, pero la votación se llevará a cabo en los recintos electorales que disponga la autoridad.
Corresponde, entonces, a los precandidatos, entusiasmar a los electores para que acudan a depositar sus votos. Pero como no basta rezar para conseguir la paz, los precandidatos deben facilitar a sus electores el modo de llegar a los recintos electorales para hacer buenas sus preferencias y favorecer el candidato de sus preferencias. Ello implica un esfuerzo interesante, que los partidos han realizado más de una vez con éxito.
Si se conjugan inscripciones, electores que acuden a las urnas y vigilancia de la Junta Central Electoral y de los precandidatos no hay forma de torcer la lógica matemática: el día 6 de octubre, como siempre, dos más dos suman cuatro y el H20 inscribió más simpatizantes, lo cual favorece a Hipólito Mejía. El número fue avalado por la comisión electoral.