Es de sabios prevenir

Es de sabios prevenir

La tragedia que enfrenta el pueblo haitiano debe servir para que los dominicanos, que en esta oportunidad fuimos afortunados, actúemos sabiamente y pongamos en marcha un plan para evaluar y reforzar nuestras estructuras, de manera que podamos reducir los daños ante la certeza de un sismo de grandes magnitudes que solamente necesita tiempo para que ocurra.

Tres categorías de edificaciones son las que a nuestro juicio deberán ser objeto de evaluación y refuerzo:

Edificaciones de uso público: Por la gran cantidad de personas que se verían afectadas si la estructura fallara. En este grupo se encuentran las escuelas, los hospitales, las oficinas públicas, iglesias; así como también edificaciones propias de infraestructura de la energía, del transporte y las telecomunicaciones, entre otras.

Edificaciones de gran altura: Porque el riesgo de falla de la estructura por causa de un sismo, aumenta con la altura. En esta categoría entrarían las edificaciones mayores de seis plantas, que ya son muchas en nuestras ciudades.

Edificaciones antiguas. Porque es nuestra responsabilidad preservar el patrimonio monumental e histórico, de modo que quede como patrimonio de todos los dominicanos, aun  de los dominicanos por nacer. En esta categoría entrarían las edificaciones del casco histórico de la ciudad de Santo Domingo, las edificaciones del Centro de los Héroes y otras edificaciones antiguas y de valor histórico, en Santo Domingo como en otras ciudades del interior.

La evaluación que proponemos debe ser encaminada, en los casos de las edificaciones de uso público y las de gran altura, a determinar si la calidad de los materiales y el proceso constructivo estuvieron apegados a las exigencias de los planos y especificaciones consignadas en el diseño estructural certificado por un profesional de la ingeniería.

En el caso de las edificaciones antiguas la evaluación toma otro camino, básicamente porque no hubo diseño estructural previo, porque son edificaciones bajas y además porque cuentan con experiencia de sismos anteriores. La evaluación debe encaminarse a determinar el estado actual de la edificación, cuán saludable se encuentra. En ese sentido debemos buscar asentamientos diferenciales, grietas en muros, deterioro de la mampostería como consecuencia de elementos medio-ambientales adversos, entre otros signos de malestar.

Nuestro país cuenta con las tecnologías necesarias para enfrentar, con éxito, el refuerzo de las estructuras que fruto de la evaluación propuesta ameritan ser reforzadas.

En los últimos veinte años se ha desarrollado una tecnología para el refuerzo de estructuras, que ya la tenemos entre nosotros. Se trata de una fibra de carbono que parece ser adherida al elemento a reforzar utilizando una matriz epoxídica, si se desea reforzar hormigón o bloques, o una matriz cementicia si se desea reforzar un elemento de mampostería antigua.

En ambos casos el elemento reforzado exhibirá mayor resistencia a la flexión, al cortante y a la comprensión vía confinamiento.

En el caso de las edificaciones antiguas la matriz cementicia es químicamente compatible con la argamasa y no permite la formación de manchas de humedad.

Es de sabios prevenir. Estamos a tiempo.

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