¿Es Edward una buena selección?

¿Es Edward una buena selección?

Sully Saneaux
Para no dar sorpresas, John Kerry, virtual candidato a la presidencia norteamericana, escogió como su segundo al abogado laboral John Edwards. Aunque este sureño era el candidato preferido de la militancia Demócrata, su designación no deja de acarrearle algunos contratiempos a las aspiraciones de ese partido por destronar al incumbente George W. Bush.

En efecto, aunque el presidente fue casi el primero en abrirle fuego a Edwards, expresando dudas sobre su capacidad para dirigir un país, quizás más peligroso para el binomio Demócrata es el anuncio de la Cámara Americana de Comercio, que anunció que se propone abandonar su tradicional neutralidad (en público, por lo menos) para «entrarles a dos manos» por la designación del abogado sureño, calificado por esos círculos de «adversario radical de las empresas» y acusado de «haberse enriquecido a través de procesos judiciales que han llevado casi a la ruina» a algunas empresas.

Y esa es una de las facetas más conocidas, de este todavía virtual desconocido para la mitad de la población norteamericana: abogado especialista en indemnizaciones. Así, una organización especializada en seguirle los pasos a Edwards, sostiene que el hombre ha logrado hacerle pagar a las corporaciones involucradas en 63 casos, la friolera de 152 millones de dólares.

Para fines de la campaña de denigración de Edwards, que ya debe haber comenzado, esos pueden ser parte de los proyectiles. El problema es que las corporaciones no gozan de demasiada simpatía y tratar de reducir al senador de Carolina mediante ese expediente puede revertirse en contra de los promotores.

Porque hay otras particularidades del senador Edwards que sí van a ser difíciles de combatir, como su condición de brillante orador y defensor de los consumidores (un empujoncito para afuera a Nader por ese lado») y, esencialmente, su permanente combate a favor de la muy extensa clase media norteamericana.

De hecho, Kerry le ha encomendado a Edwards, más que los estados del Sur, los del medio oeste y el centro de los Estados Unidos, áreas conservadoras pero con varios estados oscilantes, que pueden ser seducidos por este hombre simpaticón, siempre sonriente y optimista, cuya oferta es invariablemente la del optimismo. En ese sentido, será invaluable su experiencia hablando para jurados de áreas rurales o semi rurales que es donde generalmente ha ejercido su profesión con notable éxito.

En cuanto a los estados del Sur, por su carácter conservador son en sentido general proclives a votar Republicano. No obstante, el hecho de que Kerry haya escogido a un hijo de esa región, obligará a los Republicanos a tener que invertir recursos de campaña que no tenían presupuestados para la zona. En efecto, como son por principio estados «seguros» allí no se invierte mucho, pero el hecho de que los Demócratas se aparezcan con un candidato a la vicepresidencia de allí, crea problemas, porque el estado mayor Republicano no tiene ninguna seguridad de que Edwards sea tan impopular en su región como ellos pretenden.

En cuanto al personaje y a sus ideas de cómo gobernar los Estados Unidos, se recuerda que en campaña a la candidatura presidencial, expresó una oposición sin ambages al plan de Bush de aliviar los impuestos a quienes ganaran más de $200 mil anuales y partidario de incrementar los presupuestos de educación, salud y defensa. No llegó lejos el hombre en decir en uno de sus discursos que «Bajo Bush hay dos Américas, una que trabaja y otra que cosecha los frutos de ese trabajo, una que paga impuestos y otra que se beneficia de exenciones de impuestos». Tampoco se olvida que como senador, ha tenido una posición innegociable en contra de la intervención en Irak.

En todo caso, además de buena parte de la opinión pública y de la prensa, que han recibido con beneplácito la selección de Edwards, igualmente la principal central sindical AFL-CIO saludó su selección considerándole «alguien de gran integridad, que dice la verdad y que será defensor de de los valores de las familias obreras desde la vicepresidencia».

Para Kerry, que sí necesitaba un candidato vicepresidencial fuerte, la selección de Edwards encierra ciertos riesgos. Esto independientemente de que el senador de Carolina, en mi opinión, era la mejor opción disponible. Los ataques Republicanos se centran mucho en la «inexperiencia” de Edwards, tanto en el manejo de los asuntos públicos como en política exterior e insisten en que él es “bueno sólo para campañas, no para gobernar». Muy probablemente eso es lo que más le interesa al candidato presidencial Kerry, alguien que le ayude a hacer una buena campaña y a recuperar la Casa Blanca.

En todo caso, cargar demasiado el aspecto de la falta de experiencia puede obviar algo esencial y es que el candidato a la presidencia no es Edwards, sino Kerry. Y algo más, traería de inmediato a la palestra pública el desagradable expediente que atribuye al actual vicepresidente Cheney más poderes de los que normalmente tiene el segundo del presidente.

En resumidas cuentas, aunque a Kerry le haya costado su poquito tener que escoger al «atrevido abogadito» de la Carolina, las prioridades son claras: ganar las elecciones.

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