Según su estatuto constitutivo: “El Parlamento Centroamericano (Parlacen), es una institución política consagrada a la integración de los países centroamericanos con sede en la Ciudad de Guatemala, con una membresía de 120 diputados y sus suplentes; además de los presidentes y vicepresidentes de los países miembros una vez hayan cesado en sus funciones”. Esto suma un total de 20 diputados por país miembro, más los respectivos suplentes. Sus fines primordiales son: “promover la paz, la democracia y los derechos humanos”. Fue fundado el 28 de octubre de 1991.
Este organismo se encuentra en el ojo del huracán, ya que la mayoría de la ciudadanía de los países miembros están en desacuerdo con esta institución considerándola: “como un refugio de políticos corruptos”. En él se han amparado la gran mayoría que conforman la corruptela política de los países miembros, los cuales se convierten en intocables, por gozar del fuero privilegiado de inmunidad para eludir la Justicia en sus respectivos países, por el período de cuatro años para el cual son elegidos.
Escrudiñando en su historia, una figura de primer orden en el Acuerdo de Esquipulas en donde se definió el Parlacen, en donde el presidente de Costa Rica, Oscar Arias jugó un papel determinante, lo cual le conllevó a la obtención del Premio Nobel de la Paz en 1987. Sin embargo, parte de las críticas y por la cual Costa Rica, no forma parte de ese organismo son: en primer lugar, porque esta entidad no es apoyada por el Gobierno central ni por los partidos políticos. En segundo lugar, no está inclinada a la diputación automática de los presidentes y vicepresidentes de los países miembros, como representantes en el Parlacen, una vez hayan cesado sus funciones públicas en su país de origen. Asimismo; también, por el elevado salario que perciben, US$4,658.00 por asistir a una sesión mensual, y gozar de inmunidad con disfrute de pasaportes diplomáticos, libres de impuestos locales, adquisición de vehículos exonerados de impuestos aduanales con inclusión de placa diplomática.
El Gobierno de Costa Rica ha decidido no formar parte del Parlacen hasta tanto se ejecuten ciertas reformas en su Estatuto constitutivo, tales como: eliminación de la diputación automática para expresidentes y vicepresidentes, así como una drástica reducción de los costos de mantenimiento y los estipendios que mensualmente cobran sus miembros.
¿Cuál ha sido la crítica más incluyente? “el carácter no vinculante de las decisiones que se toman”. Esto ha sido ridiculizado por los opositores al Parlacen, como “amagar y no dar”. ¿Cuál es el resultado? Nuestro país se gasta alrededor de US$140,453,252.57 anuales cuyos recursos económicos se originan en la Cámara de Diputados, para la emisión de decisiones no supeditadas a norma alguna y que se obtienen sin necesidad de gastar esos cuantiosos emolumentos. Nuestros contribuyentes exclaman: “Dispendio aquí y también allá” y nosotros agregamos ¿Hasta cuándo?
Debemos admitir, que en el caso de Centroamérica posiblemente el Parlacen sea una necesidad de primer orden, ya que en el pasado existen resentimientos entre países limítrofes, que han sido escenario de serios enfrentamientos bélicos en los cuales han intervenido hasta laudos arbitrales reales, los cuales, al correr del tiempo, han sido aceptados a medias. Últimamente han surgido problemas de migración en donde los países más pobres –caso de Honduras– inician marchas hacia los Estados Unidos, tratando de atravesar países vecinos como Guatemala, en donde fueron repelidos violentamente por las fuerzas armadas de ese país.
Es de rigor admitir que a un sinnúmero de diputados del Parlacen le enrostran casos de extrema corrupción, que, debido a la limitación de espacio de esta columna, solo destacaremos los más sonados.
El expresidente de Nicaragua Arnoldo Alemán quiso ampararse del fuero y tratar de evadir la Justicia que lo condenó a 20 años de prisión por corrupción y lavado de dinero. Otro expresidente, Alfonso Portillo de Guatemala, se refugió en México al ser investigado por fraude y lavado de dinero por más de US$50 millones. El expresidente de Panamá Ricardo Martinelli también invocó la inmunidad, pero no le dio resultado. La policía nicaragüense detuvo al diputado hondureño César Díaz cuando viajaba desde Costa Rica con más de 7 kilogramos de heroína. El diputado hondureño Armando Ávila Panchamé fue detenido con otros 10 cómplices, luego del hallazgo de una avioneta de narcotraficantes.
Un caso verdaderamente espeluznante ocurrió el 20 de febrero de 2007, cuando fueron asesinados brutalmente los diputados salvadoreños Eduardo D’Aubiusson Munguía, William Rizziery Pichinte y José Ramón González por cuatro policías guatemaltecos, los cuales, a su vez, fueron asesinados en la cárcel de alta seguridad El Boquerón para encubrir los móviles.
Todos estos sucesos han unificado criterios el presidente de Honduras Ricardo Maduro, el de Guatemala, Oscar Berger, para denunciar el tratado constitutivo del Parlacen, por no cumplir con las funciones para las que fue creado. Debemos acotar, que en ocasión de presidir el organismo el dominicano Manolo Pichardo período 2011/12, este determinó, que el Parlacen tiene la autoridad suficiente para despojar de la inmunidad a miembros requeridos por la Justicia.
¡Sorpresa! El expresidente Danilo Medina y la exvicepresidenta Margarita Cedeño, de nuestro país, fueron juramentados vía plataforma zoom virtual el 10 de noviembre de 2020. Al parecer, con el cambio de Gobierno no se sienten seguros después de haber sido ampliamente desplazados del poder y posiblemente acusados de diferentes actos de corrupción. Por eso, ni siquiera quisieron correr el riesgo de juramentación presencial, ya que también temían tener impedimento de salida.
Señor presidente Luis Abinader: ahora que su Gobierno está descantando organismos innecesarios, incluya esta aberración.