Es el tiempo para empezar de nuevo

Es el tiempo para empezar de nuevo

Han transcurrido ya casi cuatro años de las elecciones celebradas en el 2000, que fueron ganadas por el Partido Revolucionario Dominicano con el compromiso de hacer un gobierno con rostro humano. Levantando esa promesa, Hipólito Mejía se convirtió en presidente de la República Dominicana y el Partido Revolucionario Dominicano volvió a gobernar el país luego de haber pasado 14 años en la oposición.

Sin embargo, hoy, a pocos días de la celebración de un nuevo certamen electoral, los dominicanos están frustrados y molestos con Hipólito Mejía y su gobierno. Los resultados de esta gestión gubernamental no pueden ser peores. Estamos frente al fracaso total de un gobierno que se creyó poseedor de una varita mágica para resolver todos los problemas del país. Fracaso en el área económica. Fracaso en el área social. Fracaso en el área institucional. Por eso ya nadie habla de gobierno con rostro humano. El país ha retrocedido en todos los órdenes con tal rapidez que muchas personas aun no le encuentran respuestas a cómo y por qué ocurrió. Hipólito Mejía es sin lugar a dudas el peor presidente que ha tenido el país en los últimos 40 años.

Los dominicanos están sufriendo las consecuencias de un grave error, haber elegido como presidente de la República a un hombre huérfano de visión política, carente de un proyecto de país, falto de ideas y de ideales, movido solo por el deseo de ejercer el poder por el poder. Ese error ha tenido un costo inmedible para la nación. Puede afirmarse que, a partir del 16 de agosto del 2000, la República Dominicana ha vivido una trágica y costosa aventura, montada por un hombre carente de capacidad y de honradez política, que ha estafado el país y se ha burlado de todo el mundo, que no sólo ha dividido a su propio partido, sino que también dividió al Partido Reformista Social Cristiano e hizo todos los intentos posibles por dividir al Partido de la Liberación Dominicana.

Hoy, el país vive en la inquietud y en el sobresalto. Desde hace mas de año y medio, los dominicanos no reciben buenas noticias. Resulta frustrante leer los titulares de los principales periódicos o escuchar las noticias en la televisión y la radio. Todo es crisis. Desabastecimiento de gas, elevación de los precios de la canasta familiar y de los medicamentos, deterioro del valor de los salarios, cierres de empresas, aumento del desempleo, incrementos semanales de los precios de los combustibles, devaluación del peso dominicano, incremento de los viajes ilegales de dominicanos que huyen hacia Puerto Rico buscando mejores condiciones de vida, entre otras noticias.

Es por eso que todas las encuestas evidencian que la mayor parte de la población piensa que la nación esta siendo conducida en una dirección equivocada. La última encuesta de la empresa norteamericana Penn, Schoen & Berland, dada a conocer el día jueves 1 de abril, indica que el 84% de los ciudadanos considera que el país va en la dirección equivocada. Los dominicanos, mayoritariamente se han dado cuenta de que el actual gobierno ha abusado de su paciencia y de su voluntad de vivir en paz.

Los dominicanos aspiramos de nuevo a recibir buenas noticias. La primera de esas noticias será la terminación de este período terrible y nefasto de nuestra historia política. Eso deberá producirse el próximo 16 de mayo si no se equivocan las encuestas. El país aspira a volver a progresar, a recuperar la confianza en la posibilidad de volver a trillar el camino del desarrollo, a volver a ser un ejemplo para nuestros hermanos de América Latina, a volver a sentirnos orgullosos de hablar de nuestro país y de los lideres del gobierno.

La mayoría de nuestros ciudadanos aspiran a un nuevo gobierno a partir del próximo 16 de agosto que se sustente en valores tales como la libertad, el respeto a la diversidad de opiniones, la pluralidad de ideas, la solidaridad, el respeto a la dignidad de los demás. Los dominicanos, de manera mayoritaria, aspiran a un gobierno que se preocupe por crear oportunidades para el desarrollo individual y colectivo, que fortalezca la familia.

El país aspira a un gobierno que se preocupe por la educación y la salud de nuestros ciudadanos, que le preste toda la atención que merece la falta de trabajo, que priorice su atención en disminuir la inseguridad ciudadana, que defienda el medio ambiente, que modernice la economía y que tienda un puente hacia el futuro, desarrollando y mejorando la infraestructura.

En definitiva, lo que el país aspira es a una democracia y un gobierno que nos enorgullezcan, que considere los derechos humanos como una política de Estado, que ponga en practica políticas económicas y sociales que hagan crecer la República Dominicana y a los dominicanos, que no mienta deliberadamente, que no difame y que no se la pase agrediendo a sus opositores.

Es el tiempo para empezar de nuevo.

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