Es hora de imponer la ley

 Es hora de imponer la ley

Lejos de estar sujeto a normas para garantizar que la paga se corresponda con la jerarquía del cargo y calidad profesional del servidor,  el salario de la administración pública ha sido  una fuente de inequidad  que frecuentemente  premia fidelidad política  en lugar de méritos profesionales. En las dependencias públicas abundan los casos de personas con iguales funciones y jerarquías  que devengan salarios con diferencias de monto muy pronunciadas, en violación al principio de que a igual trabajo corresponde igual paga. Esta práctica, además de lesionar el erario, quiebra el entusiasmo de trabajo de quienes resultan víctimas de tal inequidad.

Ahora, con  la promulgación reciente de la Ley 105-13, que fija los topes salariales de la administración pública, desde el Presidente de la República hasta el empleado de más baja jerarquía, lo único que hay que hacer es aplicarla con todas sus consecuencias.  No entendemos la queja del ministro de Administración Pública, Ramón Ventura Camejo, en el sentido de que hay privilegiados que se resisten a la Ley de Regulación Salarial del Sector Público. Por principio universal, la aplicación  de la ley no está sujeta a quienes quieran respetarla, sino a quienes deban hacerla respetar. Hay consideraciones éticas muy serias que  hacer valer con la Ley 105-13, para ponerle fin a los privilegios que en materia salarial han sido creados con cargo al erario.

GUERRA AVISADA SÍ QUE MATA

El número de casos de dengue registrados en el país durante lo que va de este año más que triplica las cifras del año pasado. Hay registrados al menos 7,000 afectados, contra 2,021 del 2012. La Oficina Panamericana de la Salud (OPS) había previsto que este año sería muy activo en términos epidemiológicos, por razones del cambio climático, lo que obligaba a extremar las previsiones ante varios tipos de enfermedades tropicales.

Como el dengue es endémico en nuestro país, era de esperar que extremáramos las precauciones para evitar que ocurriera lo que ha estado ocurriendo en este año, que aún no termina, pero que ya registra más del triple del número de contagiados el año pasado.  La lección que nos queda es que a pesar de estar advertidos de lo que ocurriría, no hicimos lo suficiente para prevenir. Aunque la guerra fue avisada, el soldado murió por descuido.

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