Es insostenible la deuda del Banco Central

Es insostenible la deuda del Banco Central

POR ARTURO MARTÍNEZ MOYA
El excesivo endeudamiento del Banco Central y el déficit que ocasiona, es el principal problema de la economía, al que no se le ha dedicado la atención debida, sólo para entretener se han dicho muchas cosas, que está bajo control, que es sostenible, que se resuelve en el largo plazo, pero nada de eso es cierto, nunca se ha tenido un plan creíble, al menos no se ha publicado.

 El FMI, que debió ser más exigente, está en el país preguntándo a las autoridades monetarias y al gobierno central el plan que tienen, y también ha recibido respuestas contradictorias.

 La del Secretario Técnico de la Presidencia, que la solución no vendrá del cielo, el consumidor y el productor dominicano deberán hacerse cargo pagándo nuevos impuestos; el Superintendente de Bancos, que los certificados en el Banco Central se convertirán en deuda pública interna, la dolarizó para estimar el aumento en más de cinco mil millones de dólares, lo que asustó al gobernador del Banco Central, y no era para menos, semejante afirmación pudo crear una verdadera una estampida, ya no de animales, sino de depositantes buscando su liquidéz en el Banco Central. Aprovechó para responder al FMI, dijo tener un plan integral de tres patas, por un lado el cambio de perfil de la deuda, ahora la mayoría de los certificados están a tres años, sin vocación a ser redimidos y a tasas muy reducidas de 11 por ciento, el resto a 24 y 30 meses a 14% y 16 por ciento respectivamente. La recuperación y realización de activos que pertenecieron a los tres bancos cerrados, informó que hasta el momento han reportado ingresos por RD$1,500 millones, y finalmente que el gobierno central aportará recursos frescos. Que su plan es de mediano plazo (cinco años) y podría ser también de largo plazo (diez años), es decir no está definido el horizonte (y tampoco las fuentes de recursos).

La realidad es que no existe tal plan, lo que se tiene es un problema que se agrava con los días que pasan, no pueden confundirse, los certificados financieros son parte del problema y no de solución, aumentan el endeudamiento y eventualmente el déficit cuasi fiscal, y en cuanto a la recuperación y realización de activos, su aporte ha demostrado no pasará de ser marginal. Sólo los ingresos provenientes del gobierno central, si se son programados con suficientes ahorros del presupuesto gubernamental, podría ser la solución de mediano plazo ó largo plazo, quedando evidente que ni el gobierno ni las autoridades monetarias tienen una respuesta coherente para enfrentar un problema que empeora todos los días. En los últimos 24 meses, el gobierno y las autoridades monetarias se han conformado con la posposición y empeoramiento del problema, el resultado de la política de emitir nuevos certificados cada véz más barato (en cuanto a tasa de interés) para reducir el costo del servicio de la deuda, sin computar las consecuencias para el inversionista y la economía, las que nunca se discuten públicamente. El ahorrista, el que compra certificados redimibles ó no redimibles, está asumiendo todo el riesgo cambiario sin ser compensado debidamente, mientras la entidad bancaria tiene vocación de beneficiarse con la depreciación del peso, de esa manera reduciría el balance de la deuda, y por otra parte, el consumidor y el productor deberán consumir e invertir menos para pagar mayores impuestos para financiar el déficit cuasi fiscal.

Como el endeudamiento del Banco Central y el déficit cuasi fiscal son compromisos de todos los dominicanos, me permito hacer algunos señalamientos, no sin antes indicar que escribo como profesional de la economía, con absoluta independencia como siempre lo he hecho, sin importar la coyuntura, gobierno ni partido en el gobierno, así actué incluso en el período 2000-2004 cuando en el gobierno del Dr. Balaguer ocupé mi último cargo público. Cuando el Banco Central emite certificados para recoger pesos se compromete al pago del principal y los intereses en un momento determinado y cuyo cumplimiento, por definición de deudas en sentido general, siempre resulta incierto. La entidad, que no genera recursos propios para pagar todos sus compromisos, y aúnque se niegue bajo el argumento de que cuenta con el apoyo del gobierno central, es fuente de incertidumbre cuando del repago se trata, que aumenta cuando de frente se tiene un importante adelanto cambiario como el que existe en la actualidad.  La deuda de RD$165 mil millones en que ha incurido hasta la fecha, suavizó el consumo agregado en el tiempo, permitió posponer la inflación y la devaluación del peso, son consecuencias inevitables sólo si se establece un plan creíble, con sacrificios del gobierno creando ahorros importantes, que reduzca a su minima expresión la incertidumbre que acompaña todo préstamo.

Aumenta la incertidumbre cuando se admite la posibilidad de borrar el pasivo del Banco Central para asumirlo en el presupuesto de gastos del gobierno como deuda pública interna, como sutilmente lo sugirió el Superintendente de Bancos. El sólo anuncio eleva la incertidumbre del inversionista, lo que puede hacer explosionar la carga negativa que internamente lo acompaña, de todas maneras prefiere que sea el Banco Central y no el gobierno el que tenga el compromiso, el segundo ha demostrado ser mala paga y que  sólo bajo presión es que cumple. Pero también es fuente de incertidumbre pretender que el consumidor pague los costos, así como lo dijo el Secretario Técnico de la Presidencia cuando habló de la inminencia de una reforma tributaria, el pueblo quiere ver sacrificios del gobierno, que genere ahorros mensuales y los envíe al Banco Central. Pero el gobierno anda por otro camino, lo demuestra su política de aumentar los gastos corrientes en lugar de reducirlos, de comprometerse con inversiones públicas sin presupuesto, como es el caso del metro, si el FMI quiere que se inicie la aplicación de un plan para resolver el problema del Banco Central en el mediano ó largo plazo, si quiere que la deuda sea sostenible, tiene que condicionar el acuerdo a que se produzca un ahorro importante en el gasto público.

De no producirse ese ahorro, continuará la insostenibilidad de la deuda del Banco Central con sus consecuencias. Los acreedores, los depositantes, los que compran certificados en la entidad, no estarán dispuestos a prestarle recursos, a renegociar bajo las condiciones de tasas de interés y plazo que convienen al Banco Central para cumplir con las metas establecidas por el FMI, porque a todo el mundo le resulta claro que la entidad vive en un déficit permanente que enfrenta refinanciando su deuda, alargando los plazos y perjudicando la rentabilidad de los prestamistas con bajos intereses. Creerse que se puede lograr un equilibrio estable bajo un esquema deficitario y de política monetaria contradictorias, es darle la espalda a los postulados micro y macroeconómicos;  sólo porque se cambie el perfil de la deuda, porque la mayoría de las inversiones no tengan vocación para redimirse,  porque se alarguen los vencimientos y se reduzca administrativamente el interés promedio que se paga, no puede cantarse victoria y hablarse de logros cuando es lo contrario, el problema se ha complicado y la solución más costosa.

Las declaraciones del Superintendente de Bancos puso en evidencia lo de la insostenibilidad de la deuda, si a algún depositante se le hubiese ocurrido interpretarlas por donde no es y exige su dinero, no es verdad que el Banco Central le va a decir mire su certificado se vence en 36 meses y se le anticiparon los intereses por lo que ahora es necesario penalizarlo, no sólo con el monto de los intereses por cumplirse, tambien con parte del capital, lo que es cierto pero resulta teórico, porque si lo hace (a lo que tiene derecho el Banco Central) y se corre la vóz la fila llega lejo. Lo que quiero decir es que un equilibrio estable, con una deuda sostenible en el mediano y largo plazo, nunca debería apoyarse en el concepto de que los certificados no son redimibles, porque la verdad es que de una manera ú otra lo son, y voy más lejo, no conviene que se siga hablando de que no son redimibles.

El manejo administrativo del tipo de interés, aúnque en el corto plazo reduzca el déficit cuasi fiscal, es un elemento que inyecta incertidumbre, que en véz de reducir lo que hace es aumentar más la insostenibilidad de la deuda. Es difícil asumir que el público seguirá aceptando tranquilamente 1.5% de interés por depósitos en dólares en la banca comercial de República Dominicana, cuando cualquier banco comercial de Miami paga hasta 5% en depósitos a 90 días; también es inadecuado creer que se continuará aceptando un interés de 11% en el Banco Central por depósito en pesos, cuando la inflación esperada para el 2006 no está muy lejos de dos dígitos, incluso sin descartar que al final de año se tenga un interés real negativo, tomando en cuenta los acontecimientos bélicos en el medio oriente y el impacto en el precio del petróleo crudo y los derivados. Ese manejo administrativo ha creado un contrasentido económico-financiero, mientras en República Dominicana la política es de represión de la tasa de interés, con tendencia permanente hacia la baja, en los Estados Unidos la Fed aumenta los tipos y atrae ahorros. En éste ultimo país se usa como instrumento de control del ritmo de crecimiento de la economía, y en República Dominicana para cumplir con el tope del déficit cuasi fiscal. Uno se llega a preguntarse, es que las autoridades dominicanas entienden que en los Estados Unidos, porque está expuesto al terrorismo Islámico, los depósitos corren más riesgos que en República Dominicana?

El FMI debió exigir a las autoridades monetarias que, en lugar de manejar el tipo de interés para cumplir artificialmente con el tope y pagar los intereses con nuevos certificados, desde el primer momento cuando la deuda era de RD$89 mil millones, la situación se manejara tomando en cuenta una restricción, me refiero a que el valor presente esperado de los gastos corrientes de la institución sumados al servicio de la deuda, nunca excediera el valor presente esperado de los ingresos, porque con ello se obligaba al gobierno envíar mensualmente una cantidad fija de recursos. Al no exigirlo el fallo en el manejo de la deuda también es responsbilidad del FMI, su  sostenibilidad implicaba verificar de tiempo en tiempo que el valor presente esperado de los pasivos se cubrían con el valor presente de los ingresos futuros esperados, la manera de limitar la emisión de nuevos certificados y el progresivo aumento de la deuda.

La intervención del FMI

Debió ser el logro más sobresaliente de la intervención del FMI en la política pública de República Dominicana, pasaron dos años y nada se hizo en ese sentido, ahora no hay garantía de que ningún plan se ejecute en el tiempo, en abril del 2007 termina el control directo del FMI en la política monetaria y fiscal del país. Lamentablemente, y para que las cosas se hagan, nuestros politicos en el poder necesitan de la imposición de otro poder superior, como el de los Organismos Internacionales. Con su presupuesto de gastos, altamente comprometido con pasivos contingentes, como las pensiones, la seguridad social, los subsidios (incluyendo los cien pesos por pasajero del metro cuando comience a operar), las deudas internas y externas, por iniciativa propia el gobierno nunca aportará nada al Banco Central.

Por todo lo anterior, y para que la deuda del Banco Central sea sostenible en el mediano y/o largo plazo, planteo que los partidos mayoritarios, el liderazgo politico, de la sociedad civil, de las iglesias, todos exijan al gobierno la creación de un ahorro presupuestario como condición para hablar de nuevas cargas impositivas. Que el ahorro presupuestario se envíe mensualmente al Banco Central, y que ésta institución haga los cálculos de lo que necesita del público en forma de impuestos, que lo publique al igual que el valor presente esperado de los gastos corrientes de la institución sumados al servicio de la deuda, para saber si la deuda es ó no sostenible. Lo demás es perder el tiempo.  Sobre lo que he discutido hay referencias en la literatura de la deuda, por ejemplo ahí está el trabajo de Hamilton y Flavin (The Term Structure Spread and future Changes in Long and Short Rates in the G-7 countries. Is there a Puzzle. Journal of Monetary Economics,1994: pp.255-283).

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