No tiene nada de raro que nos tome un tiempo involucrarnos de lleno y adaptarnos a un nuevo trabajo de oficina, ya sea una semana o incluso un mes. Pero debemos tener presente en todo momento intentar mantenernos en contacto con el nuevo jefe antes de incorporarnos oficialmente a las funciones.
Para evitar un desliz, es recomendable seguir de manera precisa una regla basada en las cinco vocales: «Absorber, escuchar, interesarte, observar y ubicarte”. Ya que es importante mirar en todas las direcciones, actuar como testigo y no como protagonista. Es la actitud lo que va a determinar el éxito, por lo que tengamos presente que más adelante llegará el momento de aportar, pero en ese inicio no es necesario acelerar los acontecimientos y avasallar con nuevas ideas y proyectos antes de tiempo. Primero observa cómo se hacen las cosas y cómo puedes encajar de la mejor manera en todo el entramado institucional. Recordemos que lo más importante debería ser causar buena impresión en la oficina, así que busquemos buenas estrategias que nos ayuden a lograr ese cometido, porque solo existe una oportunidad para dar una buena primera impresión, así que tengamos muy presente generar una imagen positiva que perdure en el tiempo.
No hablemos demasiado. Tomémonos el tiempo de escuchar lo que los demás tienen para decir antes de comenzar a opinar sobre el rumbo del área y las tareas a asumir. Escuchemos, y solo escuchemos, en esos primeros días en un nuevo trabajo debemos escuchar y aprender más que hablar y participar. Tomemos notas de toda la nueva información que recibamos, y así haremos nuestro trabajo mucho más fácil en el futuro. Debemos ser conscientes de que al principio habrá mucha información nueva que debemos aprender en muy poco tiempo.
Por lo cual es elemental observar rápido y juzgar despacio. No debemos hacer juicios apresurados sobre las personas o situaciones que nos rodean. Debemos comportarnos correctamente, poniendo en práctica nuestros mejores modales y no involucrarnos en rumores o chismes que no nos incumban. De esta forma, ganaremos la confianza de nuestros pares y evitaremos tensiones innecesarias. Seamos humildes y reconozcamos el trabajo ajeno, cuando un colega haga un buen trabajo démosle el crédito que se merece y mantengamos nuestra humildad si recibimos algún halago de los pares o superiores. Tengamos como ley asociarnos con las personas más positivas de la institución y evitemos los comentarios habituales de desánimo o queja en cualquier caso. Reconozcamos el valor de la ayuda a quienes nos hayan facilitado el camino en el progreso dentro de la organización.
Estamos conscientes que empezar un nuevo trabajo siempre es un reto, pero dependiendo de cómo lo sepamos afrontar, podrá llevarnos a conseguir nuestros objetivos o no. Una de las cuestiones básicas es tener un buen aterrizaje dentro de la nueva institución, algo que no siempre ocurre y a lo que hay que prestarle extrema atención. Demostremos que nos tomamos las cosas en serio, y desde nuestro ingreso formemos un vínculo con muestro superior y compañeros para asegurarnos que nuestras acciones favorezcan los objetivos de todas las partes, así probaremos que somos un profesional de confianza que puede convertirse en un valor agregado para la institución.
*LA AUTORA ES PSICÓLOGA CLÍNICA