¡Es la economía, estúpido!

¡Es la economía, estúpido!

La economía motorizada por el dinero, que conforme a la Biblia es el estiércol de Lucifer, decidirá las elecciones de hoy para presidente y vicepresidente de los Estados Unidos, en que Hillary Rodhan Clinton se alzará con la victoria con un estrecho margen de un 48×40 sobre su rival, el inefable magnate inmobiliario y zar de juegos de azar, Donald Trump.
En esta cita cívica inédita en la historia electoral estadounidense, los apelativos saturados de denuestos entre ambos contendores han sentado historia, relegando a segundo plano, los temas centrales que interesan a los electores, economía, migración, salud, seguridad interna y externa, saturados de querellas personales, ajenas a los intereses fundamentales de los Estados Unidos.
Por primera vez el elector norteamericano identifica a un candidato como Trump, con un cero de coeficiente de conocimientos y experiencias en los manejos del Estado, y por primera vez a un candidato, en esta ocasión, candidata, en un debut, con un bagaje de experiencias de Estado como Hillary Clinton, diferencias que el elector apreciará.
También por primera vez, un candidato, Trump, se presenta a un certamen electoral admitiendo burlar su compromiso de tributación fiscal, un anatema de mayor rechazo que unos correos electrónicos inocuos que, también inédito, el director del FBI, el republicano James Comey, saca a relucir, a una semana de la contienda electoral, sin la intervención del presidente Barack Obama, auspiciador de Hillary, paradojal.
El escándalo del presidente Bill Clinton con la becaria Mónica Lewinsdy no llegó al impeachment por el florecimiento de la economía.
Ahora, la economía USA registra la mayor subida del PIB en dos años y el peso mexicano se fortalecerá si gana Hillary.
¡Es la economía, estúpido!, vociferó James Carville siendo jefe de campaña de Bill Clinton en l992.

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