“¡Es la economía, estúpido!”

“¡Es la  economía, estúpido!”

Es una frase célebre que se hizo famosa durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992, exclamada por James Carville, uno de sus asesores, resaltando que ese era el tema principal de la campaña y no los “éxitos” en política exterior en que se centraba la estrategia electoral de George Bush padre. Viene bien recordarla en la atmósfera creada por el triunfo de la opción de salida de Inglaterra de la Unión Europea –UE- en la que unos resaltan el control migratorio y otros la “recuperación de la soberanía”.
Antes del referendo las principales instituciones económicas globales, el FMI alante, habían advertido de los riesgos que significaba el “BREXIT” para la economía mundial. La nueva situación genera un escenario de más incertidumbre, y ya en un artículo de esta columna he explicado las consecuencias que ese ambiente tiene en una economía, especialmente cuando en el horizonte no ha estado claro un proceso de recuperación real. Ya se ha visto el desplome de las bolsas y de la propia libra esterlina, pero el impacto real se irá viendo poco a poco; así es la economía. Incluso, habrá consecuencias colaterales. La UE es el principal socio comercial de China, en consecuencia si la economía europea se contrae ello incidirá negativamente en la economía del gigante asiático lo que, inevitablemente, tendrá un impacto global.
Los productos ingleses, por obra y gracia del “mercado único”, entran libremente al mercado comunitario de 447 habitantes – sin los ingleses -; eso se pierde ahora. Los oportunistas de siempre, creyéndose más vivos que el resto del mundo, han planteado seguir en el mercado único pero éste comprende, también, el libre movimiento de personas, no solo de bienes, trabajo y capitales, y ello es una de las cosas que alentó el “BREXIT”. Para el resto de los integrantes de la UE ese es un “combo” indivisible si quieren neutralizar el “euro escepticismo” que se extiende en varias naciones del bloque. Londres no solo tendrá que negociar con la UE sino derogar y remodelar decenas de leyes, posiblemente cientos. La UE es fuente de derecho y por tanto ha generado obligaciones legales. Lo contrario es tener que negociar un acuerdo comercial con cada uno de los antiguos socios, tratados que la UE puede vetar. Inglaterra tendrá que revisar 80 mil páginas de acuerdos comerciales vigentes. Además, según el Tesoro británico, el “shock económico” del “BREXIT” será profundo, provocando un colapso en el crecimiento de entre 3 y 6%. De acuerdo al Banco Mundial las empresas inglesas exportan 28% de lo que producen. Analistas apuntan que unos seis millones de trabajadores podrían depender de las exportaciones a la UE. Si ahora desde el Reino Unido no se exportará con privilegios a la UE, se afectará la inversión. Empresas ya lo han advertido.
La UE quedará con 443 millones de habitantes, 65 millones menos; el 17% menos de la producción económica; El PIB de Alemania y Francia pasará a ser 25% y 18% respectivamente y dejará de recibirlos 18,700 millones de euros que aporta Inglaterra para el presupuesto comunitario.

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