Es la hora de reformar y dar relevancia al FMI

Es la hora de reformar y dar relevancia al FMI

COMENTARIO EDITORIAL
Las propuestas de reforma del Fondo Monetario Internacional de Rodrigo Rato son mucho más ambiciosas de los que muchos temían que serían. Mientras todavía puede que no puedan garantizar el papel prominente del Fondo en un sistema financiero global en rápido proceso de cambio, pudieran asegurarle un desempeño valioso y útil. pero solo si los gobiernos miembros realmente acogen las oportunidades de mayor cooperación internacional que ofrecen estas reformas.

El reto del señor Rato, director gerente del FMI, es hacerlo más importante, en general, y más importante para Asia en particular. Tiene que contar con nuevas herramientas para reflejar el incremento masivo en flujos de capital privado, la nueva distribución de los actuales desbalances globales y la acumulación de enormes reservas por parte de las economías de mercados emergentes. Y necesita ser re-equilibrado para reflejar el desplazamiento den la influencia de Europa y EEUU hacia China y el resto de Asia.

Entre las amplias reformas presentadas por el señor Rato para dar respuesta a este desafío, hay tres que se destacan: supervisión multilateral, líneas de crédito “altamente  predecibles” para países con sólidas políticas económicas, y una reforma de la cuota que le daría a Asia y los mercados emergentes en general una participación mayor en las deliberaciones del Fondo.

La supervisión multilateral, concentrada en los efectos de influencia de las políticas de un país en el resto del sistema financiero, pudieran, en teoría, permitirle al FMI reclamar un papel protagónico en el enfrentamiento de los desequilibrios globales, sin ser arrastrado demasiado lejos en la nada grata tarea de vigilar las tasas de cambio. Sin embargo, mucho depende de si el señor Rato sería suficientemente valiente (o ingenuo) para aprovechar este proceso en forzar una agenda de acción política, en oposición al simple análisis de los problemas.

Líneas de crédito predecibles y un cambio de la estructura de participación están enfocadas directamente en los países asiáticos temerosos del Fondo desde el trauma de la crisis financiera de Asia en 1997. El demonio aquí está en los detalles: solo un cambio de largo alcance hacia el crédito pre-calificado y un cambio muy extenso en las cuotas tienen alguna posibilidad de cambiar las actitudes hacia el FMI en Asia.

El señor Rato comprende que no tiene que ser todo o nada. Más que en oponerse a los esfuerzos de los países por acumular reservas sobre una base regional, el FMI puede desempeñar un papel de apoyo aportando el análisis o incluso un juicio independiente, en cuanto a si los criterios acordados por los países implicados han sido cumplidos. Con el tiempo, los países pudieran acordar situar esas reservas de liquidez regional dentro del esquema del propio Fondo.

Todo esto es eminentemente sensato. Sin embargo, hay límites en cuanto a lo que pueden lograr los cambios en la política y estructura a menos que existe un deseo auténtico por parte de los gobiernos de utilizarlos para resolver problemas de manera cooperativa. La defensa de la junta ejecutiva por el señor Rato (en el mejor de los casos, un mal necesario) sugiere que él cree que los gobiernos pueden ser persuadidos a actuar en gran medida mediante el FMI. Otros pudieran concluir que esto es pensamiento mágico.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

Publicaciones Relacionadas

Más leídas