¿Es la Religión realmente el opio del pueblo?

¿Es la Religión realmente el opio del pueblo?

Teófilo Quico Tabar

Aunque tanto Kant, Herder como Feuerbach habían tratado el tema, a partir del año 1843 se hizo famosa la frase de Carl Marx, también atribuida a Engels, que apareció en una publicación sobre la crítica del derecho de Hegel, en el sentido de que: “la religión es el opio del pueblo”. A esta expresión se le dieron muchas interpretaciones. El opio, una sustancia utilizada, sobre todo en esa época sin restricciones, era y es una especie de somnífero. Un adormecedor. Un calmante.
A partir del año 1960, sobre todo después de la caída de la dictadura trujillista, cuando la generación a que pertenezco comenzó a hurgar en libros e ideales, empezamos a escuchar aquella frase utilizada entonces por algunos seudo-marxistas, que sin analizar profundamente su contenido, repetían dicho slogans pretendiendo abochornar a los que, siendo antitrujillistas, revolucionarios, luchadores por la libertad y la justicia social, pertenecían a alguna organización cristiana, de origen católico o confesional.
Sobre la tesis de que la religión es el opio del pueblo, para muchos no había nada de pecaminoso, vergonzoso o vejatorio. Porque se refería a que de alguna forma en la religión, en las iglesias o en las creencias espirituales, se puede encontrar un remedio para apaciguar los sufrimientos, las injusticias, la persecución, la desesperación, los tormentos causados por fenómenos de cualquier índole. Pero sobre todo, la creencia o fe en la promesa de Jesús de que después de la muerte habrá paz y felicidad. Pero junto a la Perestroika y el muro de Berlín se derrumbó ese slogan.
Sin embargo, en la medida en que las diferentes entidades y organismos internacionales y nacionales que concurren en nuestra “moderna” sociedad, se van alejando de los principios que moldean las conductas humanas, sobre todo religiosas o de creencias, envían mensajes peores.
De un tiempo hacia acá, una corriente “Modernista” , lógicamente con el apoyo de grandes potencias y lamentablemente de sectores de poder locales, se han empeñado en desprestigiar, no solo la religión católica, sino también otras de origen cristiano. Orquestando propuestas que en definitiva no buscan otra cosa que la de romper todo muro de contención moral.
Desprestigiando las iglesias y todos los que le sirven de sostén, aumentan su capacidad de actuar a la libre. Imponer reglas. Establecer cánones a su antojo. Dejar hacer y dejar pasar. Todo, si se analiza sin pasión, cargados de objetivos materialistas.
Para Marx la religión era un calmante, pero el capitalismo insaciable y devastador que solo cree en el dinero y el poder, pretende destruir todo lo que simbolice espiritualidad, familia, patriotismo, amor, paz, equidad.
Aprovechando el período de Navidad, hay que hacer más esfuerzos para conservar, proteger y fortalecer las tradiciones. La iglesia o iglesias. Porque a pesar de cualquier mala acción de algunos religiosos, sirven de muro de contención a las pasiones, materialismo y todo lo que pretenda romper los esquemas que enseñan ideales espirituales, morales y conductuales. Tenemos que mantener permanentemente vivo el pensamiento de Jesús. Corregir errores. Imitarlo. Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo. tabasa1@hotmail.com