Es la República Dominicana la gran beneficiada con la decisión de Hugo Chávez Frías en el sentido de no ejecutar la compra del 49 por ciento de la Refinería Dominicana de Petróleo.
En primer lugar los dominicanos no podemos estar atados a los caprichos y vaivenes del Presidente de Venezuela.
De hecho, ya uno se extrañaba de que Chávez, quien ha venido teniendo problemas con otros presidentes y naciones, durara tanto sin que tuviera un contratiempo con las relaciones dominicanas.
Esto iba a ocurrir por más a fondo que se empleara el doctor Leonel Fernández tratando de mantener la buena amistad.
Lo otro tiene que ver con la situación difícil que enfrenta en estos momentos el Gobierno Venezolano.
La población venezolana, compuesta por 29 millones de personas, ha empezado a ver cómo se agudiza la ineficiencia de los servicios públicos.
Los apagones hacen estragos y la gente tiene que racionalizar el agua potable.
Los economistas están hablando de que la situación económica del país podría empeorar en los próximos años, y en lo que resta de gobierno.
La popularidad de Chávez va en picada por el alto nivel de inflación y por no continuar con sus planes sociales que siempre apaciguan los ánimos caldeados de los que sufren.
Lo peor de Chávez ha sido su intención de querer alinear gobernantes y pueblos para que respondan a sus caprichos, especialmente contra Estados Unidos.
El caso de Honduras es la mejor demostración, con su presión contra Porfirio Lobo.
Aunque es cierto que Venezuela sufre problemas económicos, uno tiende más a pesar que el rompimiento de las negociaciones con República Dominicana responde más a una respuesta contraria al reconocimiento de Leonel Fernández al nuevo Presidente de Honduras.
¡Soberanía por encima de todo!