Es momento de repensar la Universidad

Es momento de repensar la Universidad

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La actual Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) fue la única conquista cierta del pueblo dominicano tras la contrarrevolución que impuso la violencia imperialista norteamericana que aplastó la revolución democrática del 1965. A esta se podría añadir el repudio generalizado a los golpes de Estado militares de que hemos disfrutado en los últimos cincuenta años.

Las grandes conquistas que alcanzó entonces la UASD, gracias a su Movimiento Renovador, hizo notables aportes académicos y políticos, particularmente durante sus primeros 10 años, los cuales pueden resumirse en cuatro grandes realizaciones: democratización, diversificación, departamentalización y descentralización.

La democratización supuso el acceso a sus aulas de jóvenes provenientes de las capas empobrecidas de la sociedad, sobre todo los provenientes del interior del país y el ingreso de una nueva generación de profesores que sustituyó a la que había sido domesticada por la represión y el aislamiento durante la “Era de Trujillo”.

La diversificación significó la creación de decenas de nuevas carreras universitarias, donde apenas existían diez tradicionales.

La departamentalización trajo consigo la organización de las asignaturas de la actividad académica en torno a disciplinas específicas y sus afines.

La descentralización que llevó la universidad a toda la geografía nacional, frenando en parte la “fuga de cerebros” que se le imponía a los alumnos, por su forzada emigración hacia la capital, para no regresar más que de visita.

Estos logros del Movimiento Renovador fueron posibles gracias a la unión de propósitos y lucha de profesores, estudiantes y empleados, para la supervivencia y el desarrollo académico; aunque sus actores más caracterizados fueron Hugo Tolentino Dipp en el orden político, que fue el decisivo; Andrés María Aybar Nicolás en lo institucional, el que ésto escribe en lo académico y Amín Abel Hasbún en cuanto al componente estudiantil.

Tales avances, sin embargo, trajeron problemas tales como dificultades por la masificación de la educación, la escasez de recursos gubernamentales, la excesiva influencia de los dirigentes estudiantiles, la escasez de profesores dedicados y la estrechez de espacios de docencia y de los equipos e instalaciones requeridas.

Hacia el año 1990 el ya excesivo poder estudiantil que reducía la calidad de la enseñanza y la anulación en la práctica de las reglas de baja estudiantil (Resolución 69-20 y otras) generaron una reacción profesional contraria que logró años después modificar en los Estatutos de la Academia la representación estudiantil en los organismos de gobierno del 33% a solo el 5%; pero eso trajo consigo la creación de clanes profesorales que han ido controlando las decisiones en su favor, fomentando el amiguismo, los amarres partidistas, la manipulación de los concursos de ingreso y los postgrados para auto promoverse; así como logrando parasitar la institución con posiciones inútiles; mientras que los cargos docentes, sobre todo en los centros regionales y los viáticos por funciones que deben ser realizadas por personal local, son altamente deficientes.Mientras tanto, el mundo profesional y la enseñanza superior

van cambiando con las nuevas necesidades y las tecnologías, así como por la existencia de más de una veintena de centros regionales. Todo ello obliga a repensar la educación superior de la UASD en particular.

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