El sector público no financiero debía US$23,894 millones a final de septiembre, el 66% deuda externa, el monto de US$15,773.4 millones, y 34% deuda interna, la suma de US$8,121 millones. Paul Krugman, premio Nobel de Economía, recomendó cambiar esa composición, considera que estamos demasiados expuestos a riesgos externos, en estos momentos representados por los bajos precios de las materias primas y el posible aumento de los tipos de interés en los mercados internacionales.
La historia también lo aconseja; en el decenio de 1980 no pudimos seguir pagando la deuda, los intereses aumentaron y empeoró la relación de intercambio, por la reducción de precio del azúcar en el mercado internacional y duplicación del petróleo. De los ingresos por exportación de azúcar, la factura petrolera absorbía el 60% en 1977 y 133% en 1982, cuando la deuda externa ascendía a US$2,442.5 millones, de los cuales US$2,100 millones eran préstamos de mediano y largo plazos, y US$342.5 millones de corto plazo. Alrededor del 90% deuda del gobierno.
El interés promedio aumentó de 5.5% en 1980 a 12.8% en 1985, encareciendo el costo de los préstamos extranjeros. Por el mismo balance adeudado, el gobierno pagó $116.4, $139, $153.1, $200 y $258.5 millones de dólares, y el sector privado $29.5, $30.1, $95, $69.9 y $10.5 millones de dólares en los mencionados años, respectivamente.
Por los efectos combinados del aumento de los intereses y los menores términos de intercambio, se redujo el crecimiento económico, había promediado 9.2% de 1970 a 1975, se redujo a 4% de 1975 a 1982 y 3% en el periodo 1980-84. El gobierno no tuvo otro camino que reestructurar la deuda externa.
Es cierto, la economía es diferente, porque además del flujo favorable de capitales externos nos beneficia el petróleo barato, y por el comportamiento de la economía estadounidense, el turismo y las remesas. Pero la coyuntura favorable está siendo amenazada por la casi recesión de la economía mundial, por eso lo inteligente es reducir la deuda total, y de manera particular la denominada en dólares, que se multiplicó 2.7 veces desde 2005 hasta septiembre 2015, creció 10.13%, también la local en dólares, por la que el gobierno pagó un interés de 7.7%, muy superior al promedio de 5.3%, ambas tasas a septiembre.
Para reducir el balance de la deuda total, y de manera particular la externa, se requiere, no solo mejoras permanentes en los balances de cuentas corrientes, sino que el crecimiento económico sea duradero y fuerte. Como dijo Krugman, el riesgo es enorme, y agrego, estamos a las puertas del inicio de un peligroso proceso de aumento del interés en el mercado internacional, para el gobierno aceleramiento, porque ha estado subiendo desde diciembre de 2012 cuando pagó 3.6%, aumentó a 3.7% en 2013, a 4.1% en 2014 y 5.3% en septiembre de este año.
Solo para que el lector tenga idea del peligro, si el interés promedio aumenta 1.7% en los próximos doce meses, como sucedió de diciembre de 2012 a septiembre de este año, y la deuda externa se congela en US$15,773.40 millones, el gobierno podría terminar pagando adicionalmente US$270 millones, equivalentes a la quinta parte del ahorro esperado (US$1,330 millones) en la factura petrolera del 2015.