Es necesario un buen reajuste

Es necesario un buen reajuste

A más de diez años de entrar en vigencia, el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS) sigue plagado de lagunas que contradicen las metas que lo inspiraron. La exclusión sigue siendo una de sus fallas más grandes, pues a estas alturas la cobertura debería estar cerca de ser universal. Persisten las limitaciones en cobertura para enfermedades crónicas que obligan al paciente a someterse a tratamiento permanente y peor aún con las patologías terminales como el cáncer, que necesitan tratamiento especializado de alto costo.

Pero al margen de la amplitud en cuanto a servicios cubiertos, está el hecho de que la cobertura en medicamentos, que de principio ha sido insuficiente, es cada vez más chica porque las fórmulas medicinales suben de precio constantemente. En este aspecto, no solo tiene que haber un aumento en el monto base de medicinas cubiertas, sino también un reajuste por inflación que permita compensar el escalamiento constante de los precios de los fármacos.

Una conquista social tan importante como la seguridad social no puede fomentar la exclusión y la injusticia. La cobertura universal tiene que ser una meta prioritaria. Aumentar la cobertura en medicinas, que hasta el momento es de apenas RD$3,000 por año, es un paso que hay que dar para compensar las alzas de precios y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios.

EL TRANSITO ES INGOBERNABLE

El choque que provocó la muerte a ocho personas y heridas a decenas en la carretera Verón-Higüey es una ocurrencia que obliga a poner en el tapete la falta de controles sobre el comportamiento de los conductores, particularmente en las carreteras del país. El choque ocurrió en un tramo recto, sin iluminación ni señales, en el que un autobús atestado de trabajadores y conducido a excesiva velocidad se estrelló contra un camión mal estacionado.

Las patrullas de carretera, que alguna vez operaron en este país, desaparecieron desde hace muchos años, a pesar de ser tan necesarias para moderar la conducta de los choferes e impedir el estacionamiento incorrecto de vehículos en las carreteras. El abandono de una vigilancia efectiva ha hecho ingobernable el tránsito en las principales carreteras, en las que la temeridad de los conductores impone las reglas, provocando tragedias como la de Verón-Higüey.

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