Es obligatorio rendir cuentas

Es obligatorio rendir cuentas

En un aviso pagado de dos páginas publicado ayer, la Cámara de Cuentas publica una lista de entidades públicas y no gubernamentales que a la fecha de la publicación no habían rendido a ese organismo fiscalizador cuentas de la ejecución de sus presupuestos de 2009. El aviso emplaza a 32 entidades gubernamentales, 246 gobiernos municipales, 250 ONG a depositar esa rendición de cuentas a más tardar el día 10 de este mes.

La omisión que motiva este aviso es una violación reiterada de las disposiciones legales sobre administración y uso de recursos del erario. Este comportamiento reñido con la ética va a tono con la resistencia que muestran  ejecutivos electos y designados a la obligatoria declaración jurada de bienes. Y desde luego, es resultado del dejar hacer y dejar pasar de las autoridades, que no hacen cumplir las normas sobre tan delicada  materia.

En su emplazamiento, la Cámara de Cuentas advierte que las entidades que no hayan entregado  los informes de rigor a más tardar el 15 del presente mes, se harán pasibles de aplicación de las sanciones del artículo 56 de la ley 10-04, relativas al “Desacato de los servidores públicos”. Las omisiones a que se refiere el emplazamiento son una costumbre de todos los años. Esperamos que esta vez funcione la autoridad.

Una protección inmerecida

Las violaciones a las normas académicas por  algunas universidades son manejadas como secretos de seguridad nacional. Al público se le da información genérica acerca de la clausura de carreras, pero sin divulgar los nombres de éstas y mucho menos los de las universidades en falta. El Ministerio de Educación Superior informó que  clausuró diez carreras porque las universidades que las impartían carecían de infraestructura y profesores  preparados.

La evaluación académica de las universidades debería ser un ejercicio transparente, sin ocultamiento, a la vista de toda la sociedad. Mantener en secreto las violaciones y sus autores es una protección inmerecida, que se presta a tergiversaciones y que priva a los ciudadanos de una información a la que tienen perfecto derecho. Así como se premia y destaca la excelencia de algunas academias de enseñanza superior, deben darse a conocer las fallas, violaciones y debilidades de otras.

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